Capítulo 34

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Tormenta letal


Nicole.


Sentía la opresión fuerte llenarse de adrenalina en mi cuerpo cuando una tanda de balas cayeron sobre nosotros impidiendo que alguna alcanzará mi cuerpo, porque el musculoso cuerpo de Ignazio se había abalanzado sobre el mío protegiéndome y solté un jadeo soportándolo, mientras estiraba mi mano derecha para tomar mi fusil cargado comenzando a dispararle a un sujeto que se nos acercaba para atinarnos un tiro, de un solo empujón permití arrastrar mi cuerpo por el suelo de cemento lleno de polvo y rasposo causando raspaduras en mis piernas pero es lo de menos cuando tengo que protegerme.

—¡Agarren a esa maldita perra! — grita furiosamente Anna D'Ángelo, unos metros lejos de mí y los hombres que están conmigo.

—¿Dónde mierda está Guido? — le grite a Ignazio que cubría mi espalda apuntando en ambas direcciones y nos echamos a correr.

—Fue a buscar una camioneta— me dice agarrándome de la muñeca y comenzando a ser más rápido cuando sentimos los trotes de varias personas corrernos intentando apresarnos.

—¡Mierda! — grité histérica, sintiendo la sangre hirviendo y el corazón bombeando rápido.

Caminé hasta atrás soltándome del agarre para apuntarle al hombre que nos sigue junto con tres más, dándole dos tiros de un solo blanco perfecto entre las cejas y a uno más en la pierna derecha, para lanzarme nuevamente a correr por la gran calle de la ruta que es colina abajo, sentía mis piernas cansadas con la intensión de no seguir más pero tenía que hacerlo para terminar con esto de una vez por todas y seguí avanzando hasta que un freno seco de neumáticos arraso contra el suelo elevando polvo, mientras que de un solo movimiento veloz abrí la puerta del acompañante adentrándome junto con Ignazio que se subió atrás para que el conductor saliese a toda marcha del lugar.

Mi cuerpo se sacudió para adelante cuando el impacto de otro vehículo chocó contra nosotros, pero Guido no perdió el movimiento del autocontrol en la camioneta negra que nos encontramos y siguió manejando incrementando más velocidad necesaria pero esta vez retrocedió embistiendo al vehículo de atrás nuestro dándole su merecido, pero alargue mi mano en la ventana sacando mi arma para soltarle un disparo en el neumático de adelante perdiendo el control.

—¡¿Pero qué mierda haces, Guido?! — le grita molesto Ignazio alargando su cuerpo para agarrar el volante.

—¡Nos están siguiendo!¡No puedo perder a mi mujer! — le responde furioso el mayor haciendo una maniobra del lado izquierdo casi rozando el camión.

Aferre mis manos a la parte delantera sintiendo un fuerte mareo en mí, pero sostuve el arma con mis muslos antes que callera al suelo.

—¿Cómo que tu mujer está acá? — le pregunta el de ojos azules.

Tentación Italiana © #1 [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora