Capítulo 36

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Sincronizados

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Sincronizados.




Alessandro.


Sabía bien hasta que limite se mantiene Giulia.

No es una mujer que se deja manipular con facilidad y es mejor pensarlo dos veces acercarte a ella.

Me había involucrado en la mafia alemana, nunca había llegado a un contracto exactamente cuando no quería que el líder de ella metiera sus manos y su maldito culo en mis tierras para distribuir su dinero, no me gustaba meterme con los alemanes y ellos conmigo menos sabían que estaban en la línea del diablo cada vez que un alemán se atrevía de deberme dinero o incluso varios cargamentos de droga lo que llevaba a salir de casería para matarlos con mis propias manos.

He matado en sus tierras involucrándome con personas que no tendría que haber hecho, pero ya está y no me arrepiento de haber matado gente en esos lugares.

Dedrick Schulz, el mafioso alemán se mantiene parado con decisión cerca de tres hombres que lo resguardan y mirando a Lorenzo Colombo en el suelo atado con cuerdas en sus manos y pies, siendo apuntado con un arma que mantiene Francesco mi hombre más fiel y me aproxime hasta ese maldito hijo de perra agarrando una cadena pesada que enrosque en su cuello al igual que torso con furia intacta en mi sistema y comencé a caminar arrastrándolo conmigo.

—Gracias por traerlo, Giulia— le digo seriamente— Pero ya hablaremos seriamente de los arreglos.

—Es todo tuyo, hermanito. Fue pan comido atraparlo como la vil rata que es— me responde acercándose hasta que no dudo en pegarse a mí en un abrazo— Siempre estaré para ti, Alessandro.

—Y yo para ti, Giulia— le respondí sincero. — Ve a la misma mansión de ayer y trae a tu supuesto prometido. Tengo que arreglar cuentas con ese sujeto.

—Lo que digas. Nos vemos luego— me dice separándose de mí.

Caminé hasta la salida encontrándome a un grupo de mis hombres cargando armas y abrieron el baúl de atrás de la camioneta negra para tirar sin cuidado alguno el cuerpo inconsciente de Lorenzo dentro.

—Vigilen que Nicole se vaya a la mansión— les ordene secamente encaminándose hasta el piloto.

—Como ordene, señor Lombardi— me dice Francesco.

Sin decir nada más me largue rápidamente del lugar comenzando a conducir por la ruta desierta bajando la ventana de mi lado y la brisa fresca ingreso de golpee, apoye mi brazo en el marco mientras seguía manejando hasta hacer un brutal giro quedando cerca del acantilado y me baje de un solo golpe del vehículo cargando las balas en un revolver. Abrí bruscamente el baúl de la camioneta sacando a Lorenzo del lugar para arrastrarlo hasta la orilla del acantilado donde enrosque en una roca cercana la cadena y apunte directamente en la cabeza de mi enemigo.

Tentación Italiana © #1 [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora