CAPÍTULO 15

156 22 14
                                    

El corazón y la mente libran una batalla entre el amor y la razón»


MÍA

ENERO 2022


El primer día del año tampoco empieza bien. Debido a estos días de estrés, los calambres en la pierna se han vuelto insoportables. He tenido que recurrir a la medicación que hacía mucho no tomaba y a una terapia de urgencia. Por si fuera poco, no puedo usar la prótesis al menos por tres días.

El picaporte de la entrada suena y me levanto con las muletas para abrir la puerta sin verificar quién puede ser. Me arrepiento de inmediato, recordando los periodistas que rondan de vez en cuando. No debería ser tan descuidada.

Al verlo, me quedo paralizada. Joaquín.

Nos miramos a la cara sin que ninguno diga una palabra, reparamos en nuestra apariencia, él se ve tan mal como yo. Más delgado, ojeroso y con la barba más abundante de lo normal, parece que llevara varios días con la misma ropa. Yo no estoy mejor, lo único que tengo puesto es un buzón largo que usaba para dormir.

— ¿Puedo pasar? —pregunta.
Los ojos se me humedecen al escuchar su voz, no quiero verlo, mucho menos que hablemos. Niego con la cabeza porque tengo un nudo en la garganta.

—Por favor —suplica.

—No.

—Solo será unos minutos, después me iré, te lo prometo. Solo unos minutos.

Me hago a un lado de la puerta para que pase, lo escucho soltar un suspiro de alivio e ingresa a la casa. Está de pie en la sala de estar mientras yo sigo sin avanzar al lado de la puerta.

Este silencio me está matando, pensé que tendría un discurso preparado, pero está ahí, de pie solo viéndome con esa cara de tragedia que me confunde.

— ¿Cómo estás? —pregunta.

Lo mira con suspicacia, esa pregunta tan tonta. —Me estoy muriendo en vida— Le respondería. Pero eso se nota con solo verme.

«Estás más delgada y...

—Di lo que tengas que decir para que te puedas ir.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

Me lo dice así nada más. Después de todo, eso es lo que me dice el muy sínico.

—Y tú lo peor que me ha pasado en la mía.

Me moría, lentamente.

—No me digas eso, Mía. Yo te amo. Perdóname —Pide con lágrimas en sus ojos.

Me siento lentamente en el piso, mis piernas no me dan más.

«Mía —Se acerca e intenta levantarme, pero lo aparto a manotazos.

— ¡No me toques, me mentiste! ¿Por qué? —digo llorando.

—Perdóname, soy un imbécil, no quería perderte mi amor —está rodeándome con sus brazos y llorando tanto como yo.

—Jamás te voy a perdonar.

—Lo harás, porque si no me perdonas me muero, Mía.

—No.

Lloramos unos minutos más, lloro en su pecho más de lo que he llorado estos días, por raro que parezca ciento que lo necesito tanto como respirar, quiero tenerlo lejos, pero al mismo tiempo cerca. Su olor, su calor, tenerlo en mis brazos me produce una añoranza que nunca qué sentido con nadie en mi vida. El vacío que sentido se alivia y sale con cada lágrima que derramo.

Joaquín me levanto en sus brazos y me llega al sofá, no tenía fuerzas para apartarme. Se sienta conmigo en su regazo, continúa abrazándome y sé que ha dejado de llorar aunque yo continúo sin parar.

Me acaricia el cabello y lo besa todo el rato hasta que dejo de llorar. Sé que no debería estar así con él. Me debe muchas explicaciones y estoy dispuesta a escucharlo todo porque lo necesito para sanar.

Levanto la cara de su cuello y trato de limpiarme la cara con mi buzo, pero él me toma el rostro y me hace mirarlo, me limpia las lágrimas con sus dedos y quita el cabello de mi cara.

—Cuando nos conocimos no sabía quién eras, lo supe hace unos meses cuando fuimos al cementerio para visitar la tumba de tu madre. La misma fecha del accidente.

Lo mira si poder creerle. ¿En verdad no lo sabía?

—Sé que es difícil de creer, pero nunca te conocí, después del accidente viajé a Estados Unidos, el caso se cerró rápidamente y no tuve más información.

—Debiste decírmelo, yo tenía derecho a saber —le digo bajándome de sus piernas y sentándome en el sofá.

—Tenía miedo, el miedo que tengo ahora. De perderte.

—Tú y yo no podemos estar juntos.

—Claro que sí.

—Prometimos que íbamos a superar cualquier prueba. Esta es la prueba de fuego y nos amamos. Sé que me amas, tanto como yo a ti. Podemos superarlo. No será fácil, pero me ganaré tu perdón a pulso, haré lo que me pidas.

¿Qué puede hacer para resarcirse? ¿Qué puede remediar este desastre?

—No sé si pueda algún día volver a confiar en ti.

Toma mis manos y la besa con devoción.

—Por favor. Dame solo una oportunidad.

—Vete.

Cerró los ojos con resignación y asiste con la cabeza levantándose del sofá. Me dirijo hasta la puerta.

—Te daré todo el espacio que necesites, solo piénsalo, por favor.

Se acercó a mí y me beso cerca de la boca. Ese beso favorito que tanto me gusta y con el que sedujo desde el principio.

Una lágrima rodó por mi mejilla, con el "te amo" que me dijo antes de irse.

...............................

😭😭😭Chicas derrame una cuantas lágrimas escribiendo este capítulo. La verdad a mí me costaría mucho perdonar algo así.

¿Ustedes que harían en lugar de Mía? ¿Perderían a Joa?

Hablemos del tema. En el próximo capítulo les haré una dedicatoria a alguna de ustedes. Besos y abrazos.

Una Parte De Ti © Borrador COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora