CAPÍTULO 32

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"Puede que no todos los días sean buenos, pero siempre hay algo bueno en cada día"


JOAQUÍN

De camino al apartamento de Leonor me da un ataque de ansiedad, un desespero por salir corriendo a no se donde. Detengo el carro y respiro profundo sintiendo el aire entra a mis pulmones, abro la guantera y saco un cigarrillo, lo enciendo y me lo fumo todo en unos segundos.

Un impulso loco me hace avanzar varías cuadras hasta deternerme a tres casa de la de Mía.

Si, ya se que no debería estar aquí. No cuando tengo una orden de alejamiento que me impuso su padre para no acercarme a ella. Como si eso me detendría.

Si Juana me viera en estas me ganaría un buen jalón de oreja de esos que sabe dar.

Han pasado 5 largos minutos y solo puedo ver a puerta que tantas veces cruce para estar con ella.

Me la besé en cada rincón de esa casa. Menos en el cuarto del padre claro, pero si que varías veces nos pilló un una situación comprometedora.

Cuando estoy por irme un carro rojo se parquéa en la puerta de su casa, enfoco mi visión para ver de quíen se trata a estas horas de la noche. La sangre me hierve cuando veo que es Sebastían.

¡Jodida vida!

Eso me pasa por estar donde no debo. A esta hora estuviera follando como loco con Leonor es vez de estar aquí autoinfringiendome dolor.

Masoquista.

Imbécil.

En solo unos segundos se abre la puerta y sale Mía en una mini pijama que no conocía y se le tira encima. Lo abraza como si fuera su tabla de salvación en medio del oceano.

El la abraza, se besan y luego cierran la puerta.

Tengo un nudo en la garganta.

Me niego a derramar una sola lagríma más.

Es suficiente.

Ella ya me olvido.

Olvidala Joaquín.

Lo que le hiciste es imperdonable.

Eres el culpable de todas sus desgracías y el amor no lo perdona todo.

Cuando llego a casa de Leo, me abre la puerta de su apartamento con una bata rosada, transparente. No tiene absolutamente nada debajo.

Debería excitarme, pero no siento nada más que tristeza en mi alma.

Ver a Mía felíz con otro es demasiado.

-Hola -la saludo con un beso en la mejilla y paso por su lado cerrando la puerta.

Su expresión cambía apenas nota mi estado de ánimo.

-Hola ¿Que te pasa?

Camino hasta el sofá y me tiro boca abajo con los brazos tapando mi cara. No estoy llorando, ni mucho menos. Solo estoy desolado.

La escucho alejarse y regresa pocos minutos después, toma asiento a mi lado y me hace apoyar la cabeza en sus piernas.

Me acuesto boca arriba y noto que se cambío de ropa. Me sonrrie de la forma más tierna que he visto y me da un beso en la frente.

Estoy que me derrumbo.

La miro fijamente, si tan solo pudiera enamorame otra vez.

Eso sería lo mejor para todos. Lo mejor para mí.

Una Parte De Ti © Borrador COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora