CAPÍTULO 4

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«En cada zancada y tropiezo, se revela que la verdadera carrera es la de superar nuestros propios límites.»


MÍA

La carrera de la mujer comienza en la biblioteca Virgilio Barco, con un recorrido de cinco kilómetros. Como parte del contrato con la cosmética, todas las modelos debemos correr y representar a la empresa y su compromiso con la salud de las mujeres. Por ser la principal patrocinadora, estamos en primera fila. Es la primera vez que F&F Cosmetics patrocina esta carrera, una idea de Joaquín, sin duda un gran paso en la nueva imagen corporativa que están creando.

A mi lado están Lara, Juana y Amelia. Las otras modelos están unos pasos atrás. Joaquín, Frank, el Costeño y Luis están un poco más al fondo. Los convencimos de que nos dejaran solo a las mujeres adelante. No fue sencillo; Joa tiene miedo de que me tropiece y no pueda estar para sostenerme. No sabía si reírme o pegarle. Si hay algo que sé hacer muy bien, es levantarme después de una caída.

—¡Preparados! —grita el organizador.

—Ya saben, el último paga los tragos de la tarde —recuerda Lara.

—Los haré papilla —dice Amelia, saltando como boxeadora. Sí que es competitiva.

Unos brazos me rodean la cintura y unos vellos afilados me raspan la mejilla.

—Ya sabes, amor, voy a estar cerca de ti en toda la carrera por si me necesitas, solo grita. Tengo una cangurera con un pequeño botiquín por si las moscas. Uno nunca sabe, hombre precavido vale por...

—Sí, ya me lo has dicho como diez veces. El botiquín es una exageración. Hay una ambulancia equipada.

—Sí, amor, pero seguro que tarda y...

—Y nada. Ve a tu lugar, no se te olvide que corro con más frecuencia que tú.

Rueda los ojos.

—Pero no con tanta gente, muñeca. Te pueden pasar por encima.

—¡Ay, ya cállate, cállate, cállate, que me desesperas! —le dice Lara.

Todas estallamos en risas.

—Es que no me tienen paciencia.

Joaquín, derrotado, me da un beso en la boca y regresa a su puesto. Al mirar hacia atrás, me muestra el botiquín que tiene en la espalda y me guiña un ojo. No tiene remedio.

—¡En sus marcas, listos, fuera!

Iniciamos la carrera lentamente. Dos kilómetros por la calle 63 hasta la avenida Rojas. Nos mantenemos en la punta con los chicos a unos cuantos metros; sé que pueden pasarnos fácilmente, pero según ellos, nos están cuidando. Guardaespaldas gratis.

La idea es mantenernos unidos hasta estar a unos metros de la meta y luego rematar para ver quién gana la carrera. Los chicos también están incluidos en el reto. La prótesis está respondiendo muy bien y mi ritmo cardíaco es estable. Fui a terapia ayer y estoy lista para ganarle a Joaquín. Su penitencia: contarme de una vez qué es lo que le está pasando.

Miramos hacia atrás y los chicos están casi muertos; se han alejado unos veinte metros y parece que no van a poder alcanzarnos. Cuando ven que los estamos mirando, aumentan el ritmo y quedan detrás de nosotras. Lara comienza a cantar para burlarse de ellos:

"¡Mírenlos, mírenlos, ya no pueden más, los campeones se van a desplomar!

Con sus piernas de gelatina, se quedaron sin gasolina.

Mientras nosotras volamos al final, ellos están a punto de colapsar.

¡Corre, corre, que te quedas atrás, las chicas siempre ganan, y eso es la verdad! ¡Urra, urra, ya!"

Una Parte De Ti © Borrador COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora