CAPÍTULO 9: PESADILLAS.

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Sintió pasos bajando las escaleras, pero los ignoro por completo. Era plena madrugada y ella se encontraba sentada en la pequeña cocina tomando un café con whisky. No era una chica que bebiera, pero, esa era su solución para el insomnio y las pesadillas.

—¿Qué haces aquí?—La voz de thomas le sonó más suave que lo usual en ese preciso momento. Tal vez, era su cansancio o solo mantuvo ese tono porque todos dormían.

—Estoy tomando una taza de café, ¿Por qué? Deberías descansar, son días ajetreados.—Contesto en el mismo tono de voz.

—¿Estás bebiendo?—Agarro la supuesta taza de café acercándola a su rostro sintiendo el olor a whisky mezclado con el café.—¿Hay una razón para esto?— Pregunto seriamente.

—Si, mi insomnio.—Se levanto de su asiento para poder volver a agarrar su taza.

—El café no va a ayudarte.

—No, pero el whisky, si lo va a hacer. Bueno, eso quiero creer.—Contesto con una sonrisita. No era su primer taza de café, pero thomas no tenía que saber eso.

— Ven, deja eso.—Le quito la taza, nuevamente.—Tienes que dormir, tú misma lo dijiste, se vienen días ajetreados.—La ayudo a levantarse de la silla.

—No quiero, tommy. No me gusta dormir cuando me siento así.— Se quejo.—Dejalo, me ire a la cama para al menos hacer el intento.—Dijo antes de irse.

Sintió los pasos de thomas seguirla hasta el cuarto, por lo que dejo la puerta abierta a sus espaldas dejandolo entrar.

—¿De que hablas?—La miro.—¿Cómo te sientes? ¿Por qué no puedes dormir por eso?—Indagó intentando ser lo más suave posible.

Se giro para mirarlo.—Cuantas preguntas, señor shelby. No sabría explicarte, pero.. Tengo pesadillas casi todas las noches.— Se acerco a donde él estaba, agarrándole la mano para apoyarla sobre su pecho dejando que él sintiera lo acelerado que iba su corazón en ese momento.

—¿Pesadillas? ¿De qué?

—No importa, solo se que luego de tenerlas no puedo volver a dormir porque vuelven una y otra vez durante toda la noche.—Contesto apoyando su cabeza contra el pecho de thomas con cansancio.

—Puedes creerme o no, pero entiendo a la perfección como te sientes en este momento.—Le aseguro apoyando su mano en la cabeza de la joven hundiendo sus dedos entre los mechones de cabello.

—¿En serio? Prometo algún día contarte un poco más sobre mi, solo si todo esto que estas tramando sale bien y acabas con los italianos.—Murmuro sin alejarse de él.

—Eres buena haciendo intercambios, me asegurare que todo salga como tiene que salir y tendrás que contarme todo de ti.

—Lo haré, señor shelby.

— No es necesario que me llames de esa forma, ¿Lo sabes, no?

—Lo sé, pero me gusta. Suena lindo llamarte así.—Comento en un tono divertido y con las mejillas rojizas.

—Bien, da igual. Puedes llamarme como quieras.—La miro.—Debo irme, ¿Estaras bien?— Ella asintió levemente a eso.— Nos vemos en la mañana.

Él se alejo saliendo del cuarto, pero antes que se alejara por completo de ella, decidió hablar.

—Nea.

—¿Qué?

—La gente cercana me llama Nea, puedes llamarme así.

—Descansa, Nea.

DANGEROUS BLINDERS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora