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NARRADOR|
Esa angustia que estaba instalada en su pecho mientras lo observa dormir sobre su pecho y a la vez que sus cálidas manos acariciaban la espalda desnuda del contrario con suma delicadeza, no lograba dejar aun lado dicha angustia, esa culpa de haber estado con un hombre casado que la hacía sentir como una persona horrible, pero tampoco podía negar lo feliz que se había sentido estando entre los brazos del blinder.
Los besos de thomas, recorriendo su cuerpo le ponían la piel de gallina.. La respiración agitada cerca de sus oídos la volvían otra persona completamente distinta, las palabras que salian de la boca de tom la hacía desear nunca irse de su lado.
Su mente no dejaba de pensar que tal vez, sino se hubiera ido a nueva york en busca de su madre, ella tendría el privilegio de tener un anillo en su dedo.. Despertar junto al hombre que tan feliz la hacía.
¿Pero valia la pena estar casada con un hombre como thomas shelby? Lo dudaba demasiado, no podría manejarlo realmente.. No era algo para su vida, ser la esposa de thomas shelby.
No era tan fuerte como para afrontar eso, en lo absoluto. Hubiera terminado muy mal si se hubiera casado con el ojiazul.
-Amaneció y sigues aquí.-Murmuro en ese tono grave pero tranquilo que tenía naturalmente.
-Eso no significa nada.-Musitó en un tono frío y distante. Necesitaba alejarse de thomas, no quería seguir metiendose en medio de esa familia que no tenía culpa de nada.. No quería arruinar una familia, esa no era su personalidad.
-Para mi significa mucho.-Se sentó en el borde de la cama, buscando sus cigarros en la mesita de noche sintiendo la mirada de la diseñadora en su espalda.
-Toda esta mierda es un circulo vicioso, thomas. Esto nos lástima a los dos y sino lo cortamos, vamos a lastimar a terceros.. No quiero lastimar a nadie, esta no soy yo.. Mi madre no me educo para estar con hombres casados.
Guardaron silencio. Thomas prendió un cigarro en medio del silencio pensando sus palabras, no tenía nada que decirle en ese momento si era sincero.
-Tú me buscaste, te lo recuerdo. ¿Quién vino a mi oficina anoche? Tú querías que esto suceda, athenea.-La miro levantándose de la cama, lo enojaba.
-Lo se, pero esto no me representa, tommy.-Su voz se quebró.-Te amo de una forma que ni yo entiendo, me lastima no poder estar a tu lado todos los días.. Pero se que tampoco me haría bien quedarme aquí, no estamos hechos para estar juntos.
Él asintió.-Mucha suerte con el proyecto que tienes en italia, le diré a uno de los choferes que te lleven a casa.
-Si, gracias.
Él la miro unos segundos antes de abandonar la habitación sin decir absolutamente nada.
No entendía, ¿Por qué siempre terminaban de la misma forma? No era otra cosa que un circulo vicioso que no podían abandonar.. Era un amor peligroso.
No solo peligroso para ellos, sino para los terceros que eran parte de la vida de ambos.
No iban a terminar bien, necesitaba dejarlo ir por su propio bien.
