▬▬▬ chapter twenty

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capítulo vigésimo  ━━ whiskey al anochecer 》

                    Había un dicho que citaba “La noche es joven”, pudiéndose referir a que aún quedaba noche por delante, o, en el peor de los casos, haciendo alusión de lo corta que era la misma

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                    Había un dicho que citaba “La noche es joven”, pudiéndose referir a que aún quedaba noche por delante, o, en el peor de los casos, haciendo alusión de lo corta que era la misma. Uriel prefería que, para esa ocasión, tuviese el primer significado; necesitaría de todo el tiempo posible para disfrutar de esa invaluable velada.

     En el pequeño espacio del taxi, el bajo sonido de la radio resonaba, ambientando esa inquietud mezclada en serenidad.

     El viaje al parecer duraría más de lo que pensaba, pues había escuchado “Tokio” en la indicación dada por Osamu, pero aquello no resultaba un inconveniente.

     La sueca admiraba el paisaje de la ventana, concentrándose más en el reflejo del rostro de su acompañante. El fondo lleno de luces amarillas, blancas y rojas, servían para destacar la imagen difuminada de la expresión seria de Dazai. Lo tenía a su lado, pero lo sentía distante al verlo por la ventana, dejando más dudas en esa extravagante situación.

     Él tampoco parecía cambiar eso, pues ni siquiera intentaba mirarla, como si no supiese que estaba allí; pero él era el más consiente de ello.

     ¿Qué estaba pasando?

     Al cabo de unos minutos, el taxi se detuvo en una zona no muy transitada. El japonés pagó silenciosamente al salir, dedicándole una vista rápida a la mujer, asegurándose de que estuviese a su lado, o quizá para analizar su expresión.

     Uriel se dispuso a ir con él cuando este comenzó a andar, llevándola a una calle estrecha, donde solo habían luces opacas como guía, las cuales eran brindadas por tres letreros de un mismo local. El más grande resaltaba a la vista por su encantador estilo clásico, además de las letras que citaban “Lupin”.

     Ambos se quedaron quietos en frente, enfocados en el letrero, hasta que Osamu abrió la puerta, permitiéndole descender por las largas escaleras sin prisa alguna. Al final de estas, un luminoso bar se hallaba, lleno del mismo encanto que su letrero. Laleh admiró el sitio, encontrándolo sumamente atractivo en sus detalles. No poseía mesas, solo una larga barra que acababa en una curva, con una línea de bancas redondas. Era estrecho, pero con una iluminación fantástica por cada una de las lámparas que allí se hallaban. A un lado, tenía unas puertas francesas, en las cuales habían ganchos para colgar sacos, en el interior de estas, una sala rojiza que no pudo apreciar en su totalidad.

     Dazai recorrió el sitio con suma confianza, sentándose casi al final de la barra. Ella, que aún seguía de pie al final de las escaleras, se dedicó a observar al hombre, detallando lo bien que combinaba con el escenario, al menos hasta que sus miradas conectaron. En su reflejo vio tantas cosas, las cuales no fue capaz de comprender; había tanto en esa mirada, que no se veía capaz de tomar una sola cosa entre miles. Si había algo que sí era capaz de entender es que ese bar era un lugar especial para él, mucho más de lo que imaginó al ser invitada.

Angel ━━Osamu DazaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora