▬▬▬ chapter five

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capítulo quinto ━━ rezos inefables 》

                  Leer documentos que fueran de un tema laboral no era la fascinación de Osamu, para nada, incluso si con eso podía obtener algo con lo que colocarse la máscara de bufón que ya era parte de su verdadero rostro; no obstante, intriga...

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                  Leer documentos que fueran de un tema laboral no era la fascinación de Osamu, para nada, incluso si con eso podía obtener algo con lo que colocarse la máscara de bufón que ya era parte de su verdadero rostro; no obstante, intrigado, deseoso por conocimiento e intimidado por carecer de este, se encontraba leyendo el informe de la sueca. Fácil fue quitarle el documento del escritorio a Kunikida, fácil también sería volverlo a colocar en su lugar.

     «Palabras sinceras». Leyó en el registro de habilidad, justo a lo que había ido. Teniendo más cuidado en su lectura, continuó: «Permite lograr que un individuo hable con total honestidad; con la habilidad en uso, también se puede descubrir los pensamientos y emociones de la persona afectada mediante al contacto visual. No es una habilidad apta para combates». Si bien no había que ser un genio como Osamu, este ya daba por hecho que esos sucesos habían ocurrido gracias al poder de Laleh.

     Una sensación de estar siendo invadido le abrazó, quizá por el hecho de que las cosas que guardaba en su retorcida mente no se iban a salvar de ser descubiertas. A cualquier ser le intimidaba el hecho, y lo quisiese o no, Dazai era un ser humano.

     Sin querer darse a conocer mucho, dejó el documento donde estaba, sin un ángulo de error. No tenía nada que hacer, al menos hasta que Kunikida volviese, por lo que con paso flojo, se encaminó al sofá, teniendo muy en cuenta que el más reciente de la agencia estuviese ahí.

   —¡Joven Atsushi! —exclamó, haciendo temblar al albino que no prestaba atención.

     El felino volteó a verlo, con los nervios de punta, como comúnmente los tenía cuando se le tomaba desprevenido. Fue instinto, tal vez, el hecho de que suspiró en son de alivio al ver a su superior allí parado, muy a pesar que su voz energética fuese suficiente para reconocer quién era. Tras un saludo formal, manteniendo cierta pena por haberse visto tan alertado, volteó a mirar al mismo sitio que antes, incitando a Osamu hacer lo mismo. 

   —¡Atsushi, eres todo un picarón! ¡Estás espiando a la dama extranjera! —habló en un murmuro lo bastante cargado de emoción, haciendo avergonzar al adolescente de inmediato—. Es muy mayor para ti, incluso es mayor que yo. 

     El menor sintió una de las más grandes vergüenzas de su vida en ese momento. Su superior se equivocaba en señalar intenciones —aunque este lo hacía a propósito—, si bien miraba a Uriel, no era por nada de ese referente.

   —¡Se equivoca! —alcanzó a decir entre tartamudeos, viendo una vez más a la mujer para asegurarse que no les hubiese escuchado; si ya estaba apenado, sería muchísimo peor—. Señor Dazai, es que no sé qué está haciendo la señorita Uriel... ¿Usted sabe?

     Osamu no sabía si reírse por haber hecho pasar vergüenza a Atsushi de esa manera o por la pregunta dada. Tampoco le hizo mucha falta pensarlo, gracias a que una risa fue soltada por lo bajo.

Angel ━━Osamu DazaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora