▬▬▬ chapter twenty seven

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capítulo vigésimo séptimo ━━ confort 》

                    Aquella noche compartida cuando cedió la puerta de la residencia, permitiendo que la presencia de Dazai fuera aceptada en el apartamento, dio paso a un avance inigualable en la relación que mantenían ambos

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                    Aquella noche compartida cuando cedió la puerta de la residencia, permitiendo que la presencia de Dazai fuera aceptada en el apartamento, dio paso a un avance inigualable en la relación que mantenían ambos.

     Tras aquella mañana juntos, donde Uriel lo atendió con cobijo y atención, el descarado hombre comenzó a meterse con frecuencia en el departamento de la dama extranjera, disfrutando de las comodidades que humildemente ella le ofrecía. Gozaba de un delicioso café, de la comodidad de los muebles y, a veces, de la comida casera de origen extranjero sin pagar por nada de ello.

     Uriel sabía bien que el japonés estaba abusando de su hospitalidad, su dinero y su tiempo, sin importarle absolutamente nada más si era recibido en la residencia o no. A la mujer extranjera no le causaba problemas en lo más mínimo tenerlo en su área, siendo más bien entretenido compartir un poco más con él. Y si fuese el caso, no dudaría en negarse si no era capaz de atenderlo.

     A fin de cuentas, a Uriel no se le daba bien cuidar de cosas que exigían toda su atención… Eso era lo bueno de Dazai; él no requería nada de ella más allá que atenciones mínimas. Ya lo había hecho unas cuantas veces. Bastaba con dejarle una taza de café en el sofá y ahí se quedaba un largo rato hasta que él decidía irse o quedarse en la misma habitación que en un principio se le había prestado.

     Dazai era demasiado enigmático e impredecible. Esperar algo en específico de él, que no sea su capacidad de sorprender, era una pérdida de tiempo.

     A cierta hora de la tarde, Uriel acababa de trabajar, disfrutando de una taza de tibio chocolate. Vestía ropas holgadas, dando una imagen de pura relajación e informalidad al estar echada en el sofá, agotada de la jornada laboral de esa semana. Suspiraba de vez en cuando, aspirando el frío aroma de su departamento, el cual estaba cargado de una esencia floral propia de un incienso que había comprado días atrás. Su fin de semana sería un apropiado descanso…

     Aunque parecía ser que cierto factor invasivo no opinaría lo mismo. Su timbre correspondiente resonó en el apartamento, siendo suficiente como para que Uriel ya se hiciera con la idea de quién era el responsable. Con pereza, se levantó del sofá, alisando sus ropas por mera costumbre y se acercó al comunicador, murmurando un suave «¿quién?».

     —¡Señorita Uriel! ¿Puede abrirme la puerta? —preguntó risueño, como si no estuviese siendo un total sinvergüenza.

     Uriel visualizó la cámara que se hallaba en la entrada, dónde podía ver a Dazai agitando sus manos de forma payasa. La dama acabó suspirando, permitiéndole el acceso al edificio con tan solo un botón. De tal modo, ella lo esperó con la puerta abierta, apoyándose en el marco. No tuvo que esperar mucho cuando la figura de Dazai se mostró en el pasillo, sonriendo ligeramente, manteniendo sus aires joviales y coquetos en cada instante de su caminata.

Angel ━━Osamu DazaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora