La Guardiana De La Piedra Filosofal (1)

Primer encuentro con el famoso Potter.

Unos meses después Liliana caminaba durante la noche, era su tiempo en el que se ocupa de vigilar que nadie se adentrará al tercer piso al lado derecho. Tenía que admitir que le aburría en extremo, nadie se acercaba, por lo que no podía divertirse como lo había imaginado. Era cierto, caminaba por las paredes, ya que por ser muy curiosa y un poco apegada a la profesora McGonagall se hubiera visto todas y cada una de sus clases.

Así que con solo observar se convirtió en un animago y también, podía transformar objetos en animales con una varita de práctica malgastada que se la había prestado Dumbledore para hacer hechizos. Por lo que siempre agarraba unas tazas de plata y las transformaba en unos animales y la mayoría de las veces las combinaba, asustando a los alumnos que estaban curioseando fuera de sus aposentos y Filch los atrapaba.

Era lo único de lo que ambos se llevaban bien, porque lo ayudaba atrapar a varios alumnos, pero nunca funcionaba con los gemelos Weasley a ellos le fascinaban sus combinaciones.

— Señor Filch, iré a darle de comer a Fluffy. — le dijo a Filch, quien no quitaba mi mirada del reloj. — Emm... ¿Se podría saber por qué mira tanto el reloj?

— Unos estudiantes de Slytherin dijeron que iban a aparecer unos niños de Gryffindor en la sala de trofeos. Solo espero el momento.

— ¿Por qué no vas a ese lugar y ahí los esperas? — cuestiono con desinterés.

— No seas tonta, mocosa. Quiero que esos niños caigan en mi trampa. — sonrió de una manera poco amistosa y escalofriante.

— Ya veo... — miro a otra parte al ver esa mirada, luego decidió cambiar de tema. — Por cierto, ¿Quiénes se lo dijeron?

— Si no mal recuerdo eran los Señores Crabbe, Goyle. — hizo una pausa en lo que la miraba con una sonrisa burlona. — Y el Señor Malfoy. ¿Por qué la curiosidad?

Liliana gruñó bajo e intentó parecer calmada. — Hay que saber quiénes son los chismosos en este colegio. — miro las escaleras moviéndose de un lado a otro mientras hacía una pausa. — ¿De verdad vas a creerle a unos niños? ¿Así de fácil?

— La mayoría de los profesores confía en tí.

— Es distinto, los profesores me cuidaron desde que era un bebe. — se defendió. — Además, Malfoy significa mala fe. ¿No te da una pista de lo que viene? No deberías confiar en ellos, solo están jugando contigo.

— Así que me estás contando tu experiencia ¿He, mocosa?

El semblante de la niña cambió, y la risa de Filch se escuchó. — Como sea, voy a ver a Fluffy, y ya verás, lo que dirán es mentira. — se dio la vuelta y se adentró a la cámara en la que se hallaba el perro de tres cabezas, escucho atrás a Filch cerrar la puerta con llave. — Parece que tendré que esperar a que regrese. — suspiro y miro al canino gigante de tres cabezas. — Hola Fluffy.

El perro al verla se levantó y empezó a mover su cola dando uno que otro salto, Liliana no creía que un perro tan adorable y amoroso pudiera mantener alejados a los alumnos.

— No sabes cómo me gustaría dejar aquí a Malfoy para que lo asustaras y lo pisaras. — se río en lo que iba donde el pocillo de agua sacaba el agua sucia y dejaba caer al suelo. — Pero bueno, — tomó una varita de práctica y la movió — Aguamenti.

Hizo aparecer un chorro de agua pura, Liliana sonrió al ver como tomaba una cabeza de ella y luego otra y al final la última cabeza. Estuvo unos largos minutos, mimando al perro, pero luego escuchó unos pasos y se ganó cerca de la pared, enseguida la puerta se abrió.