¡El verdadero poder de un mago!.

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El maleficio se acercaba a Liliana y para su mala suerte, Potter se ganó delante de ella, pero la niña lo empujó hacia atrás para protegerlo.

— ¡Fuego! — chillo sujetando su daga con ambas manos y cerrando los ojos, enseguida su daga respondió y bloqueando aquel maleficio. — ¡Potter ya vete! ¡Lárgate de aquí!

Quirrell continuó mandando maleficios y ella a bloquearlos con su daga.

— ¡No seas estúpida! — Potter se negó rotundamente. — ¡Te quiere matar!

— ¡La piedra es lo más importante para Voldemort, tienes que llevarla lejos! ¡Sin que él la tenga, él no es más que un paracito en la cabeza de Quirrell, podrán acabar con el!

— ¡Todos me matara si algo te pasa! Y si alguien tiene que morir seré yo, ya me enfrenté con él una vez, dará igual si me mue...

— ¡¿Siquiera te estás escuchando?! ¡Jamás entenderé el afán que tienen los hombres con su idea de morir como héroes! — le grito furiosa. — ¡Eres un suicida!

— ¡Atrápalos! — rugía otra vez la voz fría de Voldemort, Quirrell lanzó contra Potter y con ambas manos, empezó a estrangularlo.

— ¡Potter!

Liliana corrió hacia donde ellos y comenzó a intentar hacer que Quirrell lo suelte, ella veía como se quejaba aquel muchacho de Gryffindor a causa del estrangulamiento y de la cicatriz que le palpitaba fuertemente.

— ¡Suéltalo! — la niña sujetó su daga y apuntó directo a los brazos de Quirrell. — ¡Viento!

Un grito lleno de dolor se escuchó por todo el lugar... Liliana le había cortado ambos brazos al mago, la niña miraba a Quirrell como retrocedía de dolor y a los brazos que yacían en el suelo.

— ¡Por las barbas de Merlín! Le corté los brazos a un profesor Quirrell... — murmuró aturdida. Se dio la vuelta y ayudó a Potter a levantarse. — ¡He! ¿Estás bien Potter?

— S-sí.. — murmuró. — Pero hay que salir de aquí, los dos, juntos.

— ¡Malditos mocosos!

Aún sin sus brazos Quirrell se lanzó contra ellos, Potter se quedó al frente de Liliana y se aferró instintivamente a la cara de Quirrell 

— ¡Aah! ¡Me quemaa! — grito de dolor mientras se apartaba de ambos con el rostro quemado.

— No puede tocarse sin sentir dolor... — murmuró Liliana entre impresionada y horrorizada al mismo tiempo. — ¿Cómo puede ser eso posible?

— No lo sé, pero ahora tenemos una ventaja. Voy a continuar, cúbreme si pasa algo — la niña asintió.

Potter se puso de pie y de un salto cogió a Quirrell de un hombro y lo apretó con fuerza. Quirrell gritó y trató de alejar a Potter pero Liliana lo inmovilizó con su daga que lo había convertido en una serpiente de agua.

Potter no escuchaba nada, solo sentía un gran dolor en su cicatriz y los gritos del mago, desesperado por librarse del amarre que le hicieron y del dolor que le provocaba el muchacho con solo tocarlo.

— ¡Mátalos! — se escuchó el aullido de Voldemort. — ¡Mátalos!

El amarre de Potter se empezó a soltar y Liliana se acercó mientras caía al suelo y lo tomó entre sus brazos mientras veía a Quirrell desvanecerse, a lo lejos se escucharon voces nombrando «Harry», «Liliana» «¿Dónde están?».

Luego, las fuerzas de tanto de Potter como de Liliana se desvanecían de lo agotados que estaban, la niña recibió un golpe de Quirrell y cayó inconsciente en el suelo.

La Guardiana De La Piedra Filosofal (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora