La poción.

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Liliana abrió los ojos y se percató que estaban a las afueras de Hogwarts, en la torre de astronomía, tomó la mano de Dobby y miró a ambos lados, no había nadie merodeando por ninguna parte. Abrió el pasadizo secreto y corrió junto a Dobby por los pasillos.

— Señorita Liliana, Dobby quiere saber a dónde vamos. — Exclamó.

— Al despacho de papá. — Explico y escucho un maullido, corrió a una dirección detrás de las rocas y se escondió. — Guarda silencio Dobby, la Señora Norris se acerca.

— ¿Señora Norris? — susurro.

— Si, se supone que no debo de estar aquí, si me ven pueden pensar que algo anda mal.

— ¿Qué pasa, querida? — se escuchó la voz de Filch. — ¿Viste a alguien?

— Miau... — maulló la gata.

— Te daré pescados, pero no me delates. Por favor. — susurro entrelazando sus manos con fuerza, pero en lo que se movía nerviosamente, unas pequeñas rocas cayeron al suelo, haciendo un eco en los pasadizos.

— ¿¡Quien anda ahí!? — grito, tanto Dobby como Liliana se escondieron entre las rocas e intentaron no respirar. — ¡Sal donde quiera que estés!

— Miau... — se empezó a alejar la gata corriendo. — ¡Miau!

— ¡Señora Norris, espérame! — le siguió, seguido de unos segundos, salieron de su escondite.

— Tenemos que avanzar rápido, no podemos ser encontrados. — Liliana tomó la mano de Dobby.

— Guíe el camino Señorita Liliana. — Apresuró. — Dobby no quiere que el Amo se muera...

— No morirá, va a estar bien.

Corrieron juntos por las mazmorras hasta llegar al despacho de Severus. Entraron y cerraron la puerta que la llevaba por los pasillos con llave. Liliana abrió la puerta de su cuarto y empezó a buscar el libro que necesitaban.

Su padre por suerte lo había dejado en su cuarto ya que no deseaba que ningún alumno lo leyera, para su suerte, Liliana no era un alumno, por lo que podía usar o hacer lo que quisiera a menos de que fuera peligroso.

— Un hechizo que perduró por varios siglos y con efectos secundarios que afectó a un descendiente y no al verdadero causante... — Murmuró pensando en lo que hojeaba una por una cada hoja del libro. — Si tal vez... Si hago la poción de Altheda junto con un poco de menta, luego hecho las hojas de Moly picadas y un poco de polvo de plantago... — Sacó un caldo de 40 cm y empezó a echarle agua, después prendió con cuidado el fuego. — Pero también me podría servir el polipodio o el plántano... — Miró con seriedad los frascos que decían "Polipodio" y "Plantago". — Ambos tienen el mismo efecto, pero pueden afectar al producto. Pero también si ocupo un poco de sempiarro, no, podría arruinarlo todo a causa de la luparia ya que hay que agregar...

— Señorita Liliana. ¿Dobby puede hacer algo? — Preguntó el elfo.

— Eh... — Por un momento Liliana no contestó, no sabía que decirle, normalmente hacia posiciones a escondidas sin que nadie la viera. La dejaba en su cuarto y luego al día siguiente, se las mostraba a Dumbledore para quedárselas. — ¿Puedes traer al abuelo?

— ¿Su... abuelo? — repitió sin entender.

— Es el director de Hogwarts, el... no es mi abuelo realmente, pero para mí si lo es.

— Oh, se refiere al Señor Albus Dumbledore. ¿Pero por qué lo necesitamos?

— Es un genio, podría contestarme una duda que tengo. — sonrió. — él lo sabe todo.

La Guardiana De La Piedra Filosofal (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora