Protegerte

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Liliana estaba en la biblioteca mirando cada libro, el cielo estaba iluminado haciendo que la luz del sol llegará a la biblioteca. Leyó y ojeó cada libro hasta que lo encontró.

Severus Snape, estaba observándola, por que en lugar de correr a sus brazos, corrió por los pasillos hacia la biblioteca. Prendió una vela cuando se sentó sobre la mesa y se acercó a su lado para mirar.

"En la mitología romana tanto mágica como no mágica, el Dios de la Guerra, Ares, también conocido como el Dios de Marte representa la brutalidad, la violencia y todos los horrores de las batallas. Aunque no siempre este semi dios resultó victorioso en sus batallas, siempre logra sobrevivir."

Marco en un círculo la última frase con una pluma. Liliana no sacó la vista del libro.

— "Marte está brillante hoy." Dijeron los centauros.... — hizo una pausa. — El rojo es la sangre y Marte es el Dios de la guerra... — susurró. 

— Liliana... — le llamó su padre. — ¿Quieres decirme qué pasa por tu cabeza?

— Papá. — le llamó sujetando el libro, en su rostro se mostraba entre asustada, preocupada y segura a la vez. — Creo que Voldemort está débil y quiere recuperar sus fuerzas por medio de la piedra filosofal.

Snape le tocó el hombro con un ímpetu furioso. — ¡Te he dicho que no lo llames por su nombre! — hizo una pausa en lo que suspiraba, a los poco segundos regresó a su compostura. — ¿De verdad crees que por que sea de lo que te dijeron los Centauros es verdadero?

— Si. — asintió. — Tenemos que proteger la piedra, Firenze cambio algo del destino para protegerla, él nos está ayudando. Además, algo raro en el bosque, Hagrid me contó de hace tiempo esos sucesos, los Thestrals sienten algo y los centauros combaten sea lo que sea esa cosa. 

— ¿Lo viste? — preguntó con un semblante entre preocupado y serio. — Esa cosa de la que me hablas.

— Antes de encontrarme con ellos, lo vi, pe-pero los centauros me salvaron. — dijo una media mentira. — Tenía puesta una capucha negra y también tenía una salvia azul plateada.

— ¿Azul plateada? — hizo una mueca. — No existe tal líquido a menos de que fuera sangre de unicornio, pero es un crimen en todo el mundo mágico, incluso los seres o bestias del bosque lo saben.

— Ves, y sé muy bien, que los que se la toman no tienen nada que perder y mucho por ganar, eso solo puede hacerlo un mago oscuro. Voldemort se la tomó para mantener la mitad de su vida y la otra mitad se la entregará la piedra.

— Aún no sabemos si ese animal está dañado. — intento parecer lo más sensato posible. — y por si fuera poco...

— ¡Profesor Snape! — gritó el Barón Sanguinario y se le acercó, Liliana retrocedió un poco al ver la sangre que traía en su ropa, aun no entendía por qué la tenía si era un fantasma. — El director Dumbledore lo solicita de inmediato, un unicornio ha muerto en el Bosque Prohibido, es lo que Hagrid nos ha dicho.

Snape miró a su hija sorprendido y ella se sintió segura de lo que había dicho, ya tenía las pruebas y su teoría parecía estar en lo cierto.

— No te separes de eso y ni del perro. Si sucede algo, corre donde mí o algún profesor de mi confianza.

— Entendido. — asintió y vio como el fantasma y su padre había desaparecido entre los pasillos. — Será mejor ordenar esto antes que la Señorita Irma me regañe...

Guardo los libros que utilizo, tomo el libro que recientemente rayo, no quería dejar evidencia de lo que tenía entre sus manos como un libro tan simple pero muy útil si lo sabe ocupar correctamente pueda descubrirlo.

La Guardiana De La Piedra Filosofal (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora