Las pruebas de los profesores.

243 23 0
                                    

Corrió por los pasillos hasta llegar a una esquina, miró a ambos lados, luego, continuó hasta llegar a sala en la que se hallaba aquel canino de tres cabezas. Su rostro se llenó de horror cuando vio a Fluffy dormido, entró por la trampilla sin pensarlo dos veces.

Liliana caía por el agujero, cerró sus ojos esperando el impacto, pero aún no tocaba el suelo, hasta que aterrizó en algo mullido con un ruido suave y extraño, se levantó y refregó sus ojos a causa del polvo, sintió cómo algo se movió debajo suyo, se movió completamente asustada, pero sin soltar ni un grito para no ser descubierta.

Pero cuando se movió, aquella planta se movió para sujetarle todas sus extremidades. Liliana se movió nuevamente en busca de su varita, pero no la traía consigo, se le había caído en el despacho de Dumbledore, solo traía consigo, su daga.

La tomó consigo y comenzó a cortar sus extremidades, pero luego recordó lo que dijo la profesora Sprout, hace mucho tiempo.

«Mira querida, este es el lazo del diablo, es una planta que te sujetará hasta matarte y será más rápido si pones resistencia.» 

Le sonrió amablemente mientras la observaban desde una caja grande, todo su interior estaba húmedo y oscuro. 

«No sería nada agradable que calleras allí. ¿No lo crees?»

«¿Existe una forma de escape ese del lazo del diablo?» preguntó mientras observaba a la planta moverse con lentitud con mucho aburrimiento.

«Claro que la hay, querida Lirito.» se río mientras apuntaba con la varita. «Ellos odian la luz». 

De su varita unas flamas azules aparecieron, haciendo que la planta hullera del calor de las llamas. 

«Y todo relacionado con el calor, como el fuego.»

— Contr... — dijo casi sin aliento. — ¡F-Fuego!

La daga respondió ante ella y apareció una llama roja, la puso contra la planta y sus ligaduras dejaron de presionarla contra su pecho y se alejaba a causa de la luz y el calor que generaba aquella llama.

— Creo que no debí estar tan confiada con la materia de la profesora Sprout, tendré que poner más atención el próximo año.

Un estruendo se escuchó haciendo eco por toda la sala y su mirada se volvió preocupada.  [No debí de venir sola, tuve que buscar a papá antes de venir aquí...] Pensó, pero después negó con la cabeza. [No, ya no puedo retractarme, tengo que evitar que el profesor Quirrell obtenga la piedra y mate a Potter y si fuera donde papá me tardaría mucho.]

Golpeó sus mejillas suavemente para concentrarse. 

— Solo espero que no sea demasiado tarde. — susurró.

Corrió por los pasillos entre la oscuridad, siempre había tenido ventaja de eso, podía diferenciar los objetos o cuales son las figuras de las personas que rondaban cerca de ella, así que tomó por opción irse por las sombras en silencio por el único camino que había, al parecer, tampoco se podía entrar a los pasadizos secretos.

[Debieron bloquearlos para que nadie pase por aquí].  Llegó a lo que era una escalera curvilínea y en el cielo volaban un montón de pájaros y a un lado estaba una puerta de madera. Se quedó quieta mirándolos con la esperanza de que no la atacaran, pero al verlos con más detalle se percató que no eran aves, si no llaves con alas.

La Guardiana De La Piedra Filosofal (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora