Un sentimiento desagradable.

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Liliana caminaba junto con una caja de madera, llena de las margaritas que había recogido junto a Hagrid en los pasadizos un lugar oscuro, frío y desolado, en el suelo, se podía escurrir una que otra rata o algún insecto, como las arañas o los escarabajos negros.

Solo era iluminado débilmente por unas antorchas que, para su mala suerte, solo se prenden con una varita genuina y ella, no tenía una. Al otro lado de la gran muralla de piedra estaban los pasillos del castillo, se podía escuchar algunas risas y murmullos, pero de pronto se escuchó un...

¡BOOM! ¡CRACK! ¡SPLASH!

Era como si fuera una gran explosión al otro extremo de la muralla, se escuchó el grito unísono de los alumnos asustados.

Como era de esperarse la risa de Peeves se anunció y los gritos de Filch con querer atraparlo vinieron mientras decía que esta vez lo conseguiría, luego, no se escuchó nada más que el silencio un suave murmullo de parte de unos alumnos que quedaban. 

En cuanto se escuchó ese sonido saltó y tapó su boca con una mano para no ser escuchada, se cayó al suelo el libro que el profesor Quirrell le había prestado durante las vacaciones y enseguida lo tomó entre sus manos y lo limpió.

Luego, se apresuró a llegar al despacho de su padre, tenía que llevar estas cosas a su habitación, mientras caminaba, estaba sumida en sus pensamientos, que no sintió que alguien la llamaba hasta que le tomaron el hombro tímidamente.

 L-Liliana, ¿Q-que t-te trae t-tan distr-traída?

 Profesor Quirrell.  sonrió agradablemente.  No es nada, solo lo estaba buscando para devolverle este libro.  le entregó el libro.  A decir verdad, hoy me sirvió de mucho.  continuó.  Fui con Hagrid a buscar flores de manzanillas, según el libro, eran para hacer un poco de té. ¿Quiere tomar un poco conmigo?

 M-me e-encanta-taria L-Liliana.  asintió sin negarse mientras acomodaba su extraño turbante morado en su cabeza.  E-El t-té de Manza-manzanilla es mu-muy a-a-agradable.

 En ese caso, le preparare todo en el despacho de papá. Estoy segura de que le encantará.

 Gr-Gracias.  asintió el profesor Quirrell con una sonrisa nerviosa.  ¿T-tu t-te has di-divertido mu-mucho e-en la-las vaca-vacaciones?

 Me fue particularmente bien,  asintió.  Digo, no es como si fuera del otro mundo, solo he ido a ayudar a alimentar los Thestrals con Hagrid, también, he ayudado al profesor Kettleburn a cuidar el resto de las criaturas mágicas. He leído libros en la biblioteca, hablado con el abuelo de varias cosas muy graciosas o libros que me ha enseñado, jugado con papá y me ha enseñado unas pociones avanzadas, pero son muy fáciles si prestas atención como, por ejemplo, el filtro de muertos en vida, papá no paraba de acariciarme la cabeza cuando la termine. 

La niña sonrío al recordar el rostro orgulloso de su padre. 

 También, he ayudado a la profesora Huch a limpiar las escobas de Quidditch, umn... robando un poco de comida en la cocina a medianoche para comer con... ¡A-ah!  le miro preocupada. — Pe-pero no le diga a la profesora Babbling, ya sabe, la profesora que enseña sobre las Runas Antiguas, la última vez que me descubrió, me sentó en un sillón junto a la chimenea mientras ella tejía y no me dirigía la palabra, y cuando le pregunté algo, me ordenó que me quedara quieta fue terrible, ni siquiera podía respirar o rascarme la cabeza y por si fuera poco me pidió que quedara como una de esas gárgolas de piedra, como las que están al frente de la sala de profesores. 

La Guardiana De La Piedra Filosofal (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora