La Decisión De Dumbledore.

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Este es mi gusto,
no un buen gusto,
no un mal gusto,
del cual no me avergüenzo, 
ni lo oculto.

Este es mi camino.
¿Dónde está el tuyo?

Friedrich Nietzsche.

En una habitación escondida y desconocida para los estudiantes, pero no para los profesores de Hogwarts.

Una mujer de alta estatura, con el cabello negro atado por un moño alto estaba cerca de un ventanal, miraba con cautela por el ventanal mágico a los alumnos de la escuela de Magia y Hechicería, aunque los estudiantes no podían verla a ella o a la ventana por lo que nadie pensaría que están siendo observados.

Su túnica verde esmeralda caía hasta el suelo hecho de piedras, en la habitación se mostraba el gélido invierno que iban a pasar este año. Sin que se diera cuenta, durante toda la mañana, su sombrero puntiagudo estuvo mal puesto sobre su cabeza, pues no pudo conciliar el sueño como era debido a causa de cierta persona que llego la noche anterior de improvisto.

Minerva McGonagall tenía en sus brazos al infante, la mecía con suavidad y cuidado mientras esperaba que ambos magos salieran de la oficina después de tomar la decisión más sensata y correcta para ella.

Pero en donde se encontraba solo se escuchaban unos gritos rabiosos de parte de él mago de Slytherin.

La bruja temía que la paciencia de Albus se le acabará y tomará una decisión descabellada a causa de su furia. Por su rostro, tenía un semblante preocupado, un bebé no era algo con lo que se podía desechar como si fuera basura.

La bruja sabía que por lo general las personas sin magia, eran seres desagradables, pero para dejarla sola y desprotegida en medio de un incendio, sin duda eran peores que unos muggles.

Sin duda eran unos monstruos.

En parte quedó aliviada al escuchar el relato de Severus, que este mismo, la tuvo que salvar del incendio sin que ella obtuviera ninguna quemadura, aún que no entendía por qué hizo tal acción y cuestionaba porque está niña albergaba magia.

Lo más probable era que esos muggles, se percataron que no era normal y querían desecharla o eso era lo que tenía pensado, pero aun así no todo lo del relato sonaba un tanto...

Sospechoso para la profesora McGonagall.

Primero le dijo que la encontró en un callejón que estaba entre medio de un incendio, eso explicaba sus ropas llenas de cenizas, pero, aun así, Severus no tenía ningún indicio de estar entre medio del humo, una clave para saberlo son sus ojos o en su forma de respirar.

Pero no parecía que hubiera salido de un incendio y menos la bebe. Incluso si hubiera tomado una poción se tardaría unas horas en recuperarse y en que le haga efecto.

Sin contar que Snape esquivaba la pregunta cuando le interrogaban por que se hallaba cerca de ese sector lleno de muggles, en Londres. Siendo que él vive en La Hilandera, a kilómetros lejos de Londres.

Además, que fue al Valle de Godric, donde vivían Lili y James Potter encontrándose con estos asesinados por el innombrable y solo sobreviviendo el hijo de ambos.

Eran unas piezas de rompecabezas que intentaba resolver, pero aun así le faltaban algunas.

– Ya, ya pequeña... – susurro con voz maternal con el fin de clamarla, poco a poco, la criatura se quedó tranquila jugando con el collar de la bruja. – Así, muy bien, debes de estar tranquila, no queremos interrumpir al profesor Dumbledore y ni al profesor Snape ¿Verdad?

La Guardiana De La Piedra Filosofal (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora