Fogata y sorpresas.

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Sharon.

—Espero que el siguiente lugar al que vayamos sea un lugar de comidas, tengo mucha hambre.—Se queja Carlos.

—Por aquí venden una empanadas, iremos porque yo también tengo hambre.

Sean se separa para ir a buscar a Yasmine y Skylar. Vuelven y continuamos.

Llegamos a un lugar amplio y con muchas sillas.

Layla, Dani, Carlos y David van a pedir la comida. Veo a Diego y me acerco para hablarle.

—¿El libro que compraste está en español?

—Sí, pero pienso hacer que Layla lea algunas historias más tarde.

—Me parece genial ¿Podrías prestarmelo en algún momento? Me ayuda con el español.

—Por supuesto.

—Diego aléjate de mi red velvet.—Escucho gritar a Carlos y me sonroja.

—¿Tu red velvet? Ella no es un objeto que deba tener propietario.

—Pero si es una chica que hay que cuidar, no todos los días te encuentras con una como ella. Hay que tenerla feliz, sana y con espacio.

Carlos hace que mi corazón se sienta cálido con eso.

Los chicos vuelven y traen lo que me han enseñado son empanadas.

Es con la misma masa de las arepas, pero las rellenan y las fríen.

—Hay de pollo, carne molida, mechada, queso, pabellón, cazón.

—¿Pabellón no es el plato con arroz, frijoles negros, carne y demás?—Pregunta Xandre.

—En mi país no decimos frijoles negros, pero si.

—Es "Caraotas" ¿Verdad?—Le pregunto.

—Si, red velvet. A comer.

Son muy sabrosas, la masa tiene un toque dulce y es perfecto con lo salado del relleno.

—Layla, por favor, enséñame a hacer empanadas.—Le pide Derek.—Fritura, dulce y salado, la mejor combinación.

—Cuando quieras, precioso.

Todos vemos a Layla quien es ajena, Derek se sonroja y piso a Carlos quién está por burlarse.

—¡Ay! ¿Por qué me pisas?

—Fue un accidente.

—Bien.

Terminamos de comer y nos levantamos.

—Lo siento.—Yasmine mira a Layla.—No debí ofenderte.

Layla la observa sorprendida y se acerca.

—No acepto tus disculpas.—Me quedó boquiabierta al escucharla.

—¿Qué? Me estoy disculpando.

—Te oí, pero yo puedo decidir si aceptarlas o no.

Yas la ve atónita y enojada.

—Sin embargo no quiero que el resto del viaje estemos discutiendo, así que tú por tu lado y yo por el mío.

—Me trago mi orgullo para disculparme y te comportas así ¿Es en serio?

—Claro, tus disculpas son más falsas que el culo de Kim Kardashian.

Carlos me abraza y esconde su cara en mi cuello. Siento que tiembla y entiendo que se está riendo.

—Red velvet, vas a ver lo que es volver loco a una persona al estilo venezolano.—Me susurra.

Después del cambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora