Lluvia.

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Carlos.

—Creo que hoy no podremos salir.—Me avisa Layla al ver por la ventana la lluvia.

—Mierda, que mal.

—En la cocina tienes tu café.

—Gracias, Lala.

Los dos vamos a la cocina, nos sentamos a comer.

—¿Por qué siempre llevas comida?—Le pregunto.

—Alex, Yas y Xandre esperan tener hambre para comer, además ustedes chicos, comen mucho y les da demasiada hambre.

—Buen punto.

—¿Qué hora es?—Pregunta Diego.

—Las 8:00 de la mañana. Tranquilo, no dormiste todo el día.

—Pues la luz del sol me confunde.

—Es lluvia, hoy nos quedaremos, si quieres vuelve a dormir.—Le informo.

—Estoy bien así. Café con leche, por favor.

—¿Te gusta ahora el café con leche?—Le pregunto sorprendido.

—Es delicioso, cremoso y dulce.

—Toma, grandulón.

—Gracias, pequeña.—Diego le sonríe a Layla.

—Yo quiero un café.—Escucho la voz de Derek.

Entra un poco serio.

—Lo olvidé.—Habla Layla.—Querías salir a correr hoy.

—Lo haría, pero no me dejarías.

—Porque no estamos para que alguien se enferme. Toma tu café.

—Buenos días.—Sonríe mi preciosa novia.

—Vaya creía que ya se habían perdido esos modales, que bueno que mi novia si los tiene.—Le doy un beso.

—Tú no me diste los buenos días.—Reclama Layla.

—Estoy besando a mi novia, no interrumpas.

Todos se ríen. Le doy mi asiento a Sharon para que coma.

—Gracias, corazón.

—No hay de qué, red velvet.

Todos se despiertan y se aburren en cuestión de horas al no poder salir por la lluvia.

—Ésta lluvia no cesa, de verdad quería salir hoy.—Les digo.

—¿Carlos?—Me habla David.

—¿Qué sucede, amigo?

—¿Sabes jugar Truco?

Volteo a verlo y sonrío.

Insulta pero no ofendas.

Él se ríe al escucharme.

—Déjame adivinar, fue Layla.

—Admito que es gracioso. Así que ¿No sabes?

—No, siempre he querido aprender, los gemelos están ocupados y es lo único que Layla no puede enseñarme a escondidas.

Layla quién está cerca de él, le acaricia el cabello.

—¿Qué?—Pregunta Dani.—¿Cómo que es lo único que no puede enseñarte a escondidas?

—Ya sabes, niega todo.—Layla le dice y David asiente.

Yo me río fuerte.

—Está bien, te enseñaré, solo que no tengo cartas.

—Layla.—David la ve con ojos de cachorro.

Después del cambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora