Salida de chicos.

35 6 0
                                    

Carlos.

Me despierto temprano, salgo a la cocina y me encuentro con Layla.

—Buenos días, Carlos.

—Hola, Lala. Quería hablar contigo.

—¿Necesitas ayuda con algo?

—Pensé que lo que necesitamos es separarnos. Un día de chicas, pueden ir de compras o al spa y un día de chicos, los puedo llevar a jugar fútbol o ver una película.

—Me parece una buena idea.

—Y en la noche una gran cena en la que te demos las gracias por ser tan buena guía.

—Gracias.—Ella sonríe y me ve.—¿Puedo preguntarte algo? Si no está bien, no quiero molestarte.

—Lala eres de las pocas personas que me molestarían.

—Bien, es solo que imaginé que harías algo más especial para Sharon para pedirle ser tu novia.

—Entiendo. Escucha, yo dejé eso, no puedo mantenerme serio y la última vez que lo hice no lo valoraron. Me dijeron que eso algo de niños, cursi y que siempre me rechazarían por ello.

—Una perra fue la que te dijo eso.—Me ve por un momento.—¿Café o té?

—Café, por supuesto ¿Quién mierda toma té?

—Te sorprendería.

—Como sea, por eso no lo hice y a ella no le molesto, no me dijo nada y no la sentí molesta.

—Quizás tengas razón, solo fue una curiosidad de mi parte.

—Y también lo chismoso que te pegue.

Ella se ríe y me hace sonreír, me levanto para acercarme a ella.

—Gracias.—Digo pasándole un brazo por los hombros.

—De nada ¿Por qué me das las gracias?

—Por ayudarme, hacerme reír con tus locuras y estar ahí para mí. Hablo muy enserio cuando digo que eres como mi hermana menor.

Le doy un beso en la cabeza y Layla me abraza.

—Siempre contarás conmigo, cariño.

—¿Tratan de poner a Sharon celosa?—Escucho la voz de Dani.

Para nada.

—Extrañas mucho hablar en español ¿No es así?

—La verdad si, no extraño el frío en Nueva York. Solo a mi mamá.

—Muy cierto, yo extraño a mi familia.—Habla Dani.

—Por fin, ya estaba volviéndome loco con tanto inglés. Sentí que perdía mi venezonalidad.—Entra David.

—Tienes razón. Sharon se esfuerza mucho por aprender, dice que le gusta cuando es Layla quien le enseña.

—Porque tengo paciencia, créeme la necesito cuando le enseño a Derek o Yasmine.

—Hablando de Yasmine, necesito decirles algo.—Nos informa David.

—¿Qué sucede, cariño?

—No, David es malo hablar de las personas a sus espaldas, más si es para decir chismes.

—Dani, linda sé que no eres chismosa, pero yo si además de curiosa.

—Cierto, Dani, deja que el pana nos cuente bien el chisme. Dinos, chico.

—Yasmine se molestó mucho cuando ustedes se emocionaron por lo del pepito, dijo y cito: “Es imposible que se emocionen más por una comida que por el Salto angel”.

Después del cambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora