Carlos.
—¿Ya están todos listos?—Pregunta Layla.
Vamos a recorrer el pueblo, apenas volvimos de la cueva, nos bañamos y descansamos una rato.
—Claro.
Salimos y los mellizos nos esperan afuera.
—¿Agotados por la cueva?
—Un poco, no estamos acostumbrados a eso.
Sharon va a mi lado.
No pienso dejarla sola después de ver lo asustada que estaba en la cueva. Seguí porque ella me lo pidió y me pareció justo hacerlo no solo por mi, sino por ella también.
—¿Tu novia está mejor?—Hablo con Mauricio, creo. No le veo tatuaje en el cuello.
—No es mi novia, y si está mucho más tranquila.
—No es tu novia, pero quieres que sea.
—En eso no mentiré, ella es genial.
Nos reímos y los chicos nos ven.
—¿Tu hermano y tú tienen algo contra Derek?
—Para nada. Hasta ahora la ha cuidado y eso lo agradezco, pero que no se confunda, un paso en falso y lo lamentará siempre.
—Supongo que de verdad la quieres.
—No tienes idea de cuánto.
Vamos a muchos lugares en el pueblo, incluyendo una iglesia que está cubierta por un enorme arbusto.
La estatua enorme de un guácharo. Dónde nos tomamos muchas fotos. Vamos a un pequeño restaurante y Layla compra fresas con crema.
—Esto está delicioso.—Comenta Sky.
—Claro que debe ser delicioso, este postre nació aquí.—Les aviso.
—¿En serio?—Me pregunta Sharon.
Asiento y sonrío viéndola, me acerco y le hablo solo para que ella me escuche.
—Te estás comiendo unas fresas súper rojas.
—Y están deliciosas.
—También pueden ser tu familia, red velvet, dulces y rojas.
—¿Ahora me llamaras fresa?
—Me encantaría, pero en otros países ser fresa es una chica súper estirada, creída y que teme ensuciarse.
—Carlos.—Me llama David con una sonrisa.—¿Estás explicándole el término de "Sifrina"?
Me río junto con Layla y los mellizos.
—Eso fue genial, chico.
—¿Que te dijo?—Me pregunta Sharon.
—Aquí, en el país, no decimos "niña fresa", decimos "Sifrina"
—¿Sifina?
—Sifrina.—La corrijo.
—Sifrina.
—Exacto, así decimos. De hecho al volver a Nueva York, te mostraré una serie juvenil venezolana, fue una sensación en su momento.
—Somos tu y yo, hasta el final. Nada ni nadie nos separará.—Canta Layla, los mellizos, Dani y David se ríen.
—Layla estaba obsesionada con esa serie.—Comenta Dani.
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Después del cambio.
Storie d'amore¿Cómo puedo decirle que ya no me gusta cómo es? Carlos Ramírez y Sharon Davis se conocieron gracias a sus amigos, entre ellos nació una gran química, llena de risas, confidencialidad y sentimientos profundos. Junto a sus amigos, emprenderán una aven...