Carlos.
Veo el césped seco, jamás creí que este día volviera a ser tan malo. Supongo que me equivoqué.
Arranco un poco del césped y solo me siento.
Desde ayer no voy a la casa, me quedé a dormir en casa de Tony.
Escucho un ruido y me sobresalto.
—Tranquilo, solo somos Diego y yo.—Me habla Layla.
—Creí que ustedes también se irían.
—¿Irnos a dónde?
—A Nueva York, todos salieron con sus maletas de la casa, digamos que Pedro se ha puesto más amable conmigo.
—Diego, nos abandonaron.
—Derek se quedó, dijo que no se iría sin ti.
—Es una dulzura cuando quiere.—Ella ve alrededor y suspira.—Tengo un enorme déjà vu, aunque cuando buscamos a Sean era de noche y estaba lloviendo.
—Al menos ya sabemos que Sean y Carlos tienen en común escapar a los cementerios.—Diego comenta haciéndome sonreír.
—Carlos, no me gusta presionar a nadie, bueno Derek diría que miento, no quiero presionarte, pero es hora de hablar, cariño.
—Sharon terminó todo, el viaje y nuestra relación.
—Así que por eso llegó molesta y Sean tratando de defenderte.—Me informa Diego.
—Vaya, después del golpe de ayer, Derek me dió unas pastillas y a dormir.
—Eso fue lo que pasó. Dijo que yo cambié demasiado y que ya no era de quién se enamoró. Me dijo que todo se resolvería si le decía como me sentía.
—Te pidió que le dijeras sí la amas.—Me corrige Layla.—Una no pide sentimientos, pide ¿Me amas o no? Y punto.
—Como sea, le dije que dudaba que eso arreglara algo y terminó todo.
—¿Por qué no se lo dijiste? Que la amas.—Me pregunta Diego.
—Porque no puedo.
—¿Cómo que no puedes?
Suspiro y solo veo lo que tengo frente a mi.
Ya no vale la pena. Lloré toda la noche.
—Creo que ya podré hablar, después de todo rompí el juramento de no volver a llorar nunca, lloré toda la noche.
—Supongo que entenderemos lo del juramento una vez que hables.—Dice Layla.
Asiento.
—Te puedo decir algo, estás rodeada de gemelos. Tus hermanos, tus amigos y yo.
Tanto Diego como Layla me ven confundidos.
—Es la tumba de mi papá.—Señalo.—Andrés Ramírez. Conoció a mi mamá de la manera más irónica y graciosa, él era policía, a mi mamá la robaron y mi papá siguió al sujeto por tres calles, lo atrapó y recuperó el bolso de mi mamá.
Sonrío al recordar la historia.
—Mi papá se enamoró de ella y se propuso enamorarla, fueron novios tres años, se casaron y dos años después estaban esperando a la cigüeña. Se preocuparon, pensaron que el bebé tenía un problema cardíaco pero les dieron la noticia de que en verdad eran dos corazones latiendo.
—Pensé que eras hijo único.—Habla Diego.
—No, soy gemelo. Pero mis padre tuvieron suerte, era un niño super guapo y una niña preciosa.
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Después del cambio.
Romance¿Cómo puedo decirle que ya no me gusta cómo es? Carlos Ramírez y Sharon Davis se conocieron gracias a sus amigos, entre ellos nació una gran química, llena de risas, confidencialidad y sentimientos profundos. Junto a sus amigos, emprenderán una aven...