¡A comer!

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Sharon.

—Mierda, estoy muy agotado.—Comenta Carlos desplomandose en el sillón y cerrando los ojos.

—Tienes razón fue agotador.—Lo apoya Sean desplomandose junto a él y también cerrando los ojos.

—Eso es lo que pasa cuando viajamos por carretera.—Se queja Layla.

—¿Layla, tienes algo para el mareo y dolor de cabeza?—Le pregunta David.

—Sí, cariño.

Estamos llegando a Caracas, después de viajar en bus por más de 8 horas, por el hecho de que Yasmine pidió viajar así.

Y el mayor defecto es sentir que te ibas de lado con el bus, el ruido, las constantes paradas y los demás pasajeros.

—Lo diré desde ahora.—Comienza hablar Carlos.—Después de estar aquí sigo yo como guía y viajaremos como me de la gana. Nada de buses si no es uno privado para nosotros.

—Sigue creyendo eso.—Comenta Yasmine.

—Puedes aprovechar Caracas y devolverte a casa, te enviaremos muchas fotos del viaje que te pierdas, creo que Diego y Layla harán unas muy buenas.

Se escucha un gran silencio en la sala, todos intercambiamos la mirada entre Yasmine y Carlos.

—Layla, yo también quiero una pastilla, por favor.—Pide Sean y los demás igual.

—Tendré que ir a la farmacia para abastecerme de nuevo.

—Después de tomar un descanso te acompaño, Lala.—Le hace saber Carlos

—Toma.—Tomo la pastilla y vaso con agua que me ofrece Layla

—Gracias.

Voy al cuarto que compartiré con ella y me lanzó en la cama, cierro los ojos para que el dolor de cabeza se calme.

Me relajo y sin darme cuenta me quedo dormida.

Después de un rato me despierto, veo a Layla acomodando algo en su maleta y me estiro.

—¿Dormí mucho?—Le pregunto.

—No, cariño. Recuerda que llegamos a las seis de la mañana, son casi las once ahora.

—Descanse muy bien, pero no me provoca viajar de nuevo en bus.

—A mi menos. Pero todo por no tener a Yas con un humor de perros, hasta estoy ofendiendo a los animalitos.

—Sí, Sam es más tranquilo.

Layla me ve con una sonrisa.

—Me agrada ver qué pasar tiempo con Carlos te ayude con el humor venezolano.

—Hablando de eso, Carlos es fanático de la historia. Él me dijo que no hacía falta que yo leyera nada, pero de verdad quiero poder tener opiniones con eso.

—No sabía que le gustará la historia ¿Te dijo que historia?

—Dijo que historia general, un poco de todo creo. Incluso me contó sobre el día de San Juan y la batalla de Carabobo.

—"Mi general, vengo a decirle adiós, porque estoy muerto", frase que queda para la historia.

—Supongo que es normal que la conozcas.

—Sí y no. La conozco porque me gusta esa historia y la conocí por una canción, pero no todos saben eso.

—¿De qué puedo hablarle, leer o preguntarle?—La miro y pongo un puchero mientras junto mis manos.

Después del cambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora