Compras y charlas.

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Sharon.

Me despierto aunque no quiero, los párpados me pesan y deseo seguir durmiendo.

En un esfuerzo más me levanto, veo a Yas y Sky durmiendo profundamente, tomo mi ropa, una toalla y salgo hacia el baño.

Una vez aseada, despierta y vestida voy a la cocina, dónde me encuentro a Layla.

—Buenos días.

—Hola, linda, deberías estar durmiendo.

—Si sigo durmiendo estaré de mal humor y creí que hoy tendríamos una actividad.

—No, Carlos quiso dejarlos dormir, así que hoy iremos a comprar unas cosas para su abuela, solo iremos Carlos, Derek y yo. Pero ya que estás lista puedes acompañarnos.

—Sí, por favor.

Veo que frente a mi la tía de Carlos me pone dos panes con una forma un poco rara.

¡Buenos días por la mañana!—Entra Carlos.—¿Red velvet, que haces despierta?

—Creo que se te olvidó decirle anoche que no habría actividad.—Le dice Layla.

—Discúlpame amor, no fue mi intención.

—Tranquilo, asumo que creíste habermelo dicho.

Él sonríe y ve a mi plato.

—Delicioso, arepas andinas.

—¿Arepas andinas? Creí que eran pan.

—Son arepas andinas o de trigo. La harina que usan en ellas es la misma para el pan, no está mal tu confusión.

—Y el pan es horneado pero la arepa no.

—Exacto.

La tía de Carlos le pone tres arepas grandes más una taza de café.

—¿Tú qué quieres, Sharon?—Me pregunta.

—Entendí lo que me dijo, sin embargo no se a que se refiere.

—Que si quieres café o café con leche.

—Entiendo. Quiero café. ¿Lo dije bien?

—Así es.

Me sirve y comemos tranquilos, Daniela entra y ve a Carlos.

—Hola, necesitamos hablar de algo importante.

—¿La abuela está limpiando?

—No.

—Bien, dime.

—La escuché decir que la lavadora está dañada, que no sirve. Pensé que sería normal, pero recordé que ayer dijiste que podía usarla, llegue a la conclusión de que no lo sabías.

—Y no, porque cuando me fui estaba en perfecto estado.

—Al parecer muchas cosas han sucedido.—Habla Layla.

Carlos ve a su tía y la llama.

—Tía, ven por favor, Dani se hará cargo de las arepas.

—¿Qué sucede?

—¿La lavadora está dañada?

Su tía suspira y aprieta los labios.

—Se echó a perder hace unas semanas.

—¿Y por qué no dijeron nada?

—Mamá no quería preocuparlos.

—¿Algo más que se dañará y yo no sepa?

Después del cambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora