Oh well, whatever, nevermind [+18] [Español] (En Pausa)

14. CORALINE

Doesn't matter 'cause it's enough

To be young and in love

CORALINE

Hay veces en las que detesto trabajar, lidiar con los rostros amargados de los clientes e ir de aquí para allá, pero hay otras en las que es mi único método de escape.

El ambiente en la casa de mis padres no ha ido de lo mejor, he vuelto a ir, como esa tarde luego de la exposición, solo que no duró demasiado al mamá realizar comentarios respecto a mi comportamiento tan ''irrespetuoso'' sobre no visitarlos más seguido, esto cuando ellos fueron los que dieron la idea de ese acuerdo.

Es por eso que, días como hoy, aprovecho para tener algo de paz, un martes por la tarde con pocos clientes, y los que llegan son agradables.

Paso de nuevo el trapo por la mesa número seis, alguien dejó varias migas pequeñas de un postre por lo que la superficie no es tan agradable. Alzo la mirada cuando la campañilla de la entrada provoca su común tintineo y veo ingresar a Abby.

—¡Dios, por suerte estás aquí!

—¿Dónde más estaría? —inquiero con burla—. Conoces mi horario.

Gira los ojos y llega hasta mí.

—Necesito que me ayudes.

Frunzo el ceño y arrugo el trapo en mi mano, rodeando la mesa para llegar detrás del mostrador, ella me sigue con la mirada antes de venir también por la misma dirección y quedar frente a este, posando sus manos en él.

—¿Qué es tan urgente como para que la bella y pulcra Abbygail esté en una cafetería de cuatro estrellas en vez de en un baño relajante de burbujas?

Arruga las cejas.

—No tiene cuatro estrellas, lo sabría, pero este lugar no es calificado por nada, ¿o sí? No lo sé, solo sé de hoteles, a los cuales he ido, a muchos, y todos de cinco estre-

—Abby —la interrumpo—. Al punto.

—Ah, claro. —Observa el taburete a su lado, lo examina un poco y termina por atraerlo hacia ella con una mueca—. Necesito tu trabajo de dibujo técnico.

—¿El que era para el jueves pasado?

—El mismo.

Bufo y tomo otro trapo para limpiar algunos vasos.

—Lo entregué, obviamente.

Estira sus labios hacia el frente, quedando estos como si fueran un pico de pato.

—De seguro tienes algún borrador.

—De seguro... —digo, guardando los vasos en sus lugares.

De reojo veo que Gigi llega hasta nosotras, en sus manos lleva unas bandejas con algunos pedidos a los que les faltan las bebidas, me acerco a la máquina que realiza estos y la ayudo.