2. CORALINE

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One of these days these boots are gonna walk all over you

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One of these days these boots are gonna walk all over you

CORALINE

El desastre que hay en mi salón de clases es una clara advertencia de la jaqueca que me provocarán en unas horas. Estamos en el primer año de universidad, ¡por Dios!

Deseo con todas mis fuerzas que esto culmine, aunque soy consciente de que no será fácil una vez dejado atrás los estudios, es más, ya conozco algo de ese lado oscuro.

Hago una mueca y busco un asiento libre, por suerte el que siempre uso se encuentra libre. Apenas me coloco de forma cómoda, alguien decide acercarse como lo ha estado haciendo desde hace unos meses atrás, siempre intenso e imbécil sin poder entender un ''no'' como respuesta. Giro los ojos con disimulo al ver que Kevin forma su típica sonrisa de galán conquistador.

—Coraline —dice, pronunciando mi nombre con suma lentitud—. No te vi en la fiesta de anoche. —Siento nauseas por su forma de decirlo.

—Hola, Kev, gusto en verte. —Finjo una sonrisa.

—Dime, ¿en dónde estabas? —Esquiva mi forzado saludo diciendo esto que trata de no hacer sonar tan demandante.

—¿Y por qué debería de decírtelo?

Su sonrisa se esfuerza por permanecer intacta. Luego de un beso, solo un beso, que únicamente fue posible gracias al alcohol, la forma en la que se acerca a mí ha empeorado. Quiero creer que algún día se dará cuenta de que no me atrae en lo absoluto, además de que su forma de tratar a las chicas no se encuentra en el puesto uno, por así decirlo.

Ríe un poco antes de reposar sus manos en las esquinas de mi escritorio e inclinarse un poco hacia mí.

—¿Sabes? —Enarco una ceja, expectante—. Me hubiera gustado algo de diversión.

Sus ojos se posan en la tela que cubre mis pechos, los analiza un segundo y vuelve a alzarlos. Suelto una corta risa, inclinándome hacia él, noto el brillo en sus ojos al hacerlo ya que quedo mucho más cerca, y no solo yo, también mis pechos.

—Te daré un consejo... —Sonrío con coquetería, llevando mi dedo índice hasta su pecho, realizando un camino seductor hasta su mentón, y no hace nada al respecto, luce encantado—. ¿Por qué no vas al baño... —Sonríe, complacido—, y te chupas la pichula diminuta que llevas ahí abajo? —culmino con un tono elevado—. A ver si de alguna manera lo calmas un poco.

Abre sus ojos de par en par, el salón estalla en risas y yo me enderezo, él retrocede.

—¡Maldita perra! —vocifera con rabia, observando a los que siguen riendo, que son muchos.

—No perra. Perrísima.

Le guiño con burla, gruñe y sale del salón.

Vuelvo a girar los ojos. Creo que eso es suficiente para espantarlo por hoy, pero claro que luego regresará, siempre es así con él y otros más, nunca se cansan.

Oh well, whatever, nevermind [+18] [Español] (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora