Ama de Casa

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El día llegó y gracias a la luz del sol nuestros protagonistas comenzaban su nuevo día arreglando todo para llevar  a los chicos al colegio, Bruce com sus  negocios y luego Hal ayudando a Alfred con la casa.

– Si necesitas algo, llámame. ‐ Dijo Brucr antes de despedirse de Hal con un beso.

– Claro, ahora vete y que los chicos no lleguen tarde.– Dijo Hal sacudiendo la mano.– Bien Alfred a trabajar.– Agregó Hal mientras se encaminaba al interior de la casa siendo acompañado por el mayordomo de la familia.

Claro que Hal también invirtió su tiempo en ma búsqueda de un nuevo empleo, pero tras la discusión con Carol, el castaño debía admitir que le era algo difícil trabajar para otra compañía así que en esta ocasión busco algo más administrativo para su pesar.

El problema según Alfred es que el amo Bruce no estaría nada feliz de saber que el castaño de encontraba buscando trabajo y que si lo encontraba, su tiempo se tendría que compartir en su trabajo y la casa, si bien Alfred había criado a Bruce Wayne y lo había acompañado en todas su alocadas aventuras, sabía que el pelinegro era alguien muy celoso, posesivo y quizás egoísta de cierta manera con algunas cosas y personas, Hal no era la excepción a ese regla y si el Mayordomo tenía algo que decir sin tapujos, eso sería que Bruce Wayne movería cielo, mar y tierra para que Hal no trabajase.

Hal mientras aplicaba a las ofertas convenientes, terminaba de arreglar la ropa de los chicos y la de su esposo, ordenaba las habitaciones y le daba mantenimiento a uno de los Jets que Batman solía utilizar para perseguir a los criminales de Gotham.

Alfred estaba feliz de la vida, a veces no le caía mal tener algo de ayuda ya que mantener semejante casa, tan pulcra le era un trabajo muy difícil, pese a que de vez en cuando habían otros empleados.

Alfred nunca se había quejado de su trabajo, ni siquiera protestó cuando Bruce tuvo la fantástica idea de adiestrar a sus múltiples Robin en la tarea de resolver crímenes y atrapar malhechores, sin embargo había algo que le era difícil de manejar y hablamos seriamente de las múltiples mascotas de Damián.

– Tranquilo Alfred, yo me encargo.– Dijo Hal, pero el mayor temía por la salud del castaño, la Bati Vaca era un ser peligroso de temer, lanzaba patadas que bien podrían romper una roca si así lo quisiese.

Tras un par de horas de silencio, el mayor preocupado salió en busca del castaño rogando que este no tuviera nada que requiera una hospitalización, grande fue su sorpresa cuando vio Hal Jordán acariciando a la salvaje y poco cooperativa Bovina, junto al pavo y claro Titus como buen guardián reclamando la atención de su amo.

– Amo Jordán, ¿se encuentra bien?.– Pregunto el mayor de manera dudosa.

– Oh Alfred, ufff que susto me diste.– Dijo el castaño.– Respondiendo a tu pregunta, esta todo bien y los animales se han comportado mejor de lo que me cuentas, quizás tengo un don con ellos.– Agregó sonriendo el castaño.

– No puedo refutar lo que ha dicho señor.– Dijo cordialmente el mayor.

– Bien, ya he terminado aquí así que si gustas podemos hacer el almuerzo.– Dijo Hal levantándose del suelo mientras sacudía sus pantalones

– Como guste, pero primero no olvide lavarse las manos por favor.– Pidió el mayor.

– Demonios Alfred, sabes que si.– dijo sonriendo Hal.

– ¡Lenguaje!.– Reclamó el mayor y Hal se disculpó con una sonrisa.

– Esta bien, esta bien, lo siento Alfred, ahora vamos a hacerle algo de comer a los chicos, aunque debo llamar a Bruce para saber si vendrá a almorzar o querrá que le llevamos algo a la oficina.– Dijo Hal pensativo.

Eres Más De Lo Que EsperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora