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Ya era su tercer mes, y Jungkook no estaba pasándola bien.
No era sólo embarazo, era todo en su vida.

Evaluaciones, proyectos, exposiciones, horarios ajustados; y si le sumamos el no haber podido dormir correctamente en las noches y que el verano estaba llegando, Jungkook estaba siendo más estrés que persona.

Jimin intentó ayudarlo con algunos trabajos, pero él también tenían los suyos. Namjoon se encontraba en sus propias responsabilidades como para atreverse a pedirle ayuda.

Él tenía la idea de que iba a poder cuidar de Taehyung para intentar compensar lo de su muñeca, pero ni eso.
Es más, las ocasiones en las que pudo encontrarse con él, fueron cuando el alfa pasaba a verlo en la tarde. Bueno, más bien a ver a Soobin.
Una vez que Kim hablaba con su hijo, se iba. Sí preguntaba a Jungkook por sus cosas, pero no había mucho tiempo para quedarse a hablar, debía estudiar.

Llegó de la universidad y lo primero que hizo fue entrar a su habitación para sacarse la ropa y darse una ducha. Pero nada más sacarse la camisa, sus ojos quedaron fijos en el espejo.

Su cuerpo ya no era el mismo.

Se acercó para quedar en frente. Ahora su barriga se abultaba más, y su pecho también lucía más robusto.
Él seguía manteniendo los músculos de sus brazos, su pequeña cintura y formada figura; pero se veía desagradable.

¿Cómo era posible que su cuerpo hubiera cambiado de esta manera tan brusca? Ni siquiera se sentía como él mismo. Este cuerpo debía ser de alguien más.

Se veía horrendo.

¿En esto acabaron sus constantes entrenamientos?
¿Este fue el resultado de haberse preparado tanto?
Él incluso hacía ejercicios aptos para el embarazo, ¿pero aún así terminaba viéndose tan débil?
Esto era normal en el cuerpo de un omega.

Pero el cuerpo de un omega no era su cuerpo.

Enfadado por la imagen, y con el raciocinio por el suelo debido a la falta de sueño, dio un puñetazo al espejo, provocando una fractura en él.

ㅡ ¡Aaahhhh! ㅡ gritó frustrado, mientras sostenía su muñeca.
Dio otro grito más, girando sobre sí mismo, mientras estiraba los dedos de su mano manchada de sangre.
ㅡ ¡Qué imbécil! ㅡ se recriminó. Pues ni siquiera lo pensó, nada más fue un impulso.

Fue hacia el baño, y encendió el agua del lavabo para dejarla correr sobre su mano.
Apoyó la otra en el borde, dejando su cuerpo reposar sobre él.
Quería llorar tanto.

Ese en el espejo era él, y no debía haber nada de malo en ello.
Sin embargo, no podía evitar ver todo lo malo.

Se sentía estúpido por pensar así, pero tampoco podía dejar de pensar así.

No era del todo su culpa. El modo en el que fue criado, el modo en el que aprendió a cómo ser un alfa, la idea de ser parte de eso, había chocado fuertemente con esta realidad que de por sí lo había golpeado de repente, sin aviso.

Apagó el agua, y se aseguró de sacar los vidrios antes de curar su mano.

Apagó el agua, y se aseguró de sacar los vidrios antes de curar su mano

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Crónicas de un alfa embarazado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora