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Mingyu observó el auto de Jimin estacionado a medida que llegaba a la casa.
Estacionó detrás de él, y bajó, yendo hacia la entrada.

Tocó el timbre y esperó.
Tocó de nuevo, y nada.

Se movió un poco, algo preocupado, para ver si percibía algo por las ventanas. Pero fue inútil, ya que estaban con cortinas.
Sacó su celular, y llamó de nuevo a Jimin.

Desde dentro, pudo escuchar ligeramente el tono de llamada.
Evidentemente estaba ahí.
Ver que no contestaba, lo asustó. Decidió llamar a Taehyung.

Al poco rato le atendió.
Hola...

Frunció el ceño.
ㅡ ¿Estás susurrando?

Sí, es que-

ㅡ ¡¡AAAHHH AAAAHHH!!

Mingyu alejó el celular de su oído por un momento.
ㅡ ¿Taehyung? ㅡ preguntó, preocupado.

De pronto se lo oyó agitado.
Ay no, ay no...
Entramos, entramos a la casita de terror y, y, ay no... Nos sigue un asesino. Me escondí con Hoseok, pero... ㅡ gruñó ㅡ ¡El idiota no sabe guardar silencio!

¡No me digas idiota! ㅡ lloriqueó ㅡ ¡Es que pisé una ramita y me asusté!

ㅡ Definitivamente idiota.
Ahí, ahí. Vamos a escondernos ahí.

Mingyu se relamió, ansioso, oyendo sólo ruido exterior del otro lado.
ㅡ Tae, es urgente...
Creo que están en la casa, pero ninguno atiende.

Estoy listo ㅡ volvió a susurrar ㅡ Hay una llave extra arriba el marco que sobresale de la entrada. Entra y mira que esté todo bien.
Llámame enseguida, por favor. Debo colgar.

El alfa guardó su celular e hizo lo que se le dijo.
Tomó la llave y abrió la puerta.
Entró despacio, mirando hacia los lados.
Pudo ver los celulares de ambos sobre la mesita de la sala, y se acercó. Tocó ambos, verificando que estaban encendidos y las notificaciones se mostraban en la pantalla.

¿Dónde diablos estaban y por qué no contestaban entonces?

ㅡ ¿Hola? ㅡ llamó con un poco de miedo.
Pues era de noche, las calles estaban llenas de gente disfrazada de cosas que daban miedo, e incluso Seokjin tenía su casa algo decorada y con dulces preparados para los niños.
Tragó saliva, un poco asustado, ya que la sala era la única iluminada de la casa.

Hizo sus manos un puño y fue hacia el pasillo, caminando con cautela. Pudo ver la luz salir de una habitación, pero se detuvo a unos pasos después de avanzar.

Comenzó a oír sonidos un poco comprometedores.

Todo su cuerpo se paralizó un tanto, sintiendo su respiración más pesada debido al susto que lo estaba consumiendo ahora mismo.
Él ya había oído esos pequeños gritos antes...

Pero era una locura pensar en algo como eso.

Caminó a paso firme hacia la habitación, porque quería saber.
La puerta ya estaba entreabierta, y sólo tuvo que empujar un poco para verlos.

Jimin gemía placenteramente, mientras se abrazaba a los anchos hombros de aquel hombre sobre él.
Mingyu quiso decir algo, pero su boca nada más se abrió para soltar un aire seco.

Los ojos del rubio se abrieron un poco, y lo captó en la entrada.
ㅡ ¡Cielos! ㅡ gritó, ganándole el susto a la calentura.
Empujó los hombros del mayor un poco ㅡ ¡Seokjin, detente un momento! ㅡ dijo con pánico.

Crónicas de un alfa embarazado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora