Hay sonrisas que alimentan el alma

Capítulo 26

Narra Pablo
Unos golpes me despiertan, me levanto de la cama perezosamente, resoplo mientras abro la ventana, bajo las escaleras lentamente y los golpes siguen. Macarena aparece cuando abro la puerta y antes de decir nada me arrastra escalera arriba.
-Macarena ¿Qué pretendes?-ella coge una escoba y empieza a dar golpes al techo-¿Qué haces? Que es una casa alquilada-ella sigue sin contestar y se abre una especie de puerta con una escalera soltando mucho polvo.
Los dos subimos las escaleras y descubro un desván pequeño y muy sucio con muchas cajas de cartones. Ella abre la ventana del techo y la escala sin miedo a mancharse, me ofrece su mano y la agarro saliendo al exterior. Macarena se sienta en el tejado y yo la acompaño, aún es de noche pero sé que pretende con esto, ver el amanecer los dos juntos. Rodeo su hombro con mi brazo y ella su cabeza en mi hombro. Los dos vemos como salen los primeros rayos de Sol de la mañana, ella me despista un momento con un tierno beso cuando el Sol ya está fuera.
-Ojala pudiera detener este momento...-y los pájaros contestan como respuesta, acaricio el mechón de su pelón y ella me mira embobada, se suelta de mis brazos y desaparece por la ventana, la sigo.
-¿Cómo conocías este lugar?
-Esta casa era de mi abuelo-dice ella apenada-Pero mis padres le dieron un toque más moderno para alquilarla pero nunca me han dicho quien lo alquilaba.
-Exigí anonimato... no quiero encontrarme alguna fan debajo de la cama-los dos reimos.
-Llevaba desde pequeña sin venir...-me doy cuenta de que estoy pisando una foto, la observo varios minutos.
-¿Esta eres tú?-se la muestro y ella asiente, en la foto aparece una niña con el pelo rizado, corto y pelirrojo comiendo una galleta y en su mano sosteniendo un oso de peluche.