Hay sonrisas que alimentan el alma

Capítulo 29

Narra Pablo
Llego al hospital y le pregunto a la recepcionista que hay en la entrada, la habitación de Macarena, ella me dice la primera planta, el pasillo derecho y la habitación 278. Después me pregunta un autógrafo pero no tengo tiempo, anhelo verla. Llego a la habitación y primero me encuentro a un chico abrazando a una chica que llora en su pecho. Este se levanta, se detiene en frente de mi y me doy cuenta de que tiene la misma estatura.
-¿Qué haces tú aquí?-pregunta sorprendido, la chica se levanta y se acerca a nosotros.
-Es Pablo... Pablo Moreno de Alborán-él alza las cejas y observa a Macarena que está tendida en la cama, esta imagen me destroza por dentro-Yo soy Soledad... Y él, Ángel, su hermano-nos damos la mano y comprobamos que los dos tenemos los ojos rojos de haber llorado, Sole me abraza llorando en mi hombro.
-Se pondrá bien-digo intentando tranquilizarla aunque no sea el indicado-¿Quién la pegó?
-Unos de bachiller-Ángel se alisa el pelo mientras me lo cuenta, siento ira en mi interior, suspiro para tranquilizarme-Intentó defender a una amiga.
-Ahora esos chicos no podrán acercarse a ella-añade Sole.
-¿Podría hablar con ella a solas?...-Sole asiente y se marcha cogida de la mano de Ángel.
Me siento a su lado, veo su pelo revoltoso como por las mañanas cuando se levantaba a mi lado, voy acariciando sus heridas y moratones, su cicatriz de la frente, su labio cosido con puntos, el moratón de su clavícula y brazos. Levanto con cuidado su camiseta y hayo un moratón en su estómago que da miedo verlo, acaricio también la gran herida de su rodilla y el lunar que tiene cerca de su tobillo. Según ella es su identidad, nació con él y morira con él, como yo con mis numerosos lunares.
-Como han podido hacerte esto...-y lloro encima de ella sin tener miedo de que nadie me vea.