Hay sonrisas que alimentan el alma

Capítulo 53

Varios meses después
El invierno y la primavera transcurrió muy deprisa y de que me di cuenta ya estabamos a finales de curso. Al final me quedaron dos, bueno no tendré más remedio que estudiar pero Julio se lo voy a dedicar a descansar y a estar con Pablo.
Mi hermano Ángel cortó con Soledad debido a que ella le empezaba a gustar otro chico. Fueron unos meses complicados para los dos pero eso no le impidió a Ángel que no siguiera trabajando. Isabel encontró a un chico, que para mi es algo rarillo, Natalia y Celia siguen juntas al igual que Raquel y Lolo, todos felices excepto que no comen perdices ya que sabemos lo asqueroso que están.
Pablo tumbado encima de la amaca duerme, anoche no concilió el sueño por lo que hoy está reventado. Cojo una botella de agua vacía, lo relleno de agua de mar y le mojo la cabeza y la camiseta. Él da un pequeño grito y abre rapidamente los ojos.
-Necesitabas agua para el bronceado-él rie, se levanta y me levanta del suelo, los dos sabemos que va hacer.
-¡No Pablo!-llega al mar y me tira mojándome entera, incluyendo la ropa.
Salgo a la superficie y lo agarro de la pierna tirándole al mar también pero ocurre una consecuencia, sin querer le quito el bañador quedándose desnudo, nadie lo ha podido ver debido que está dentro del agua pero los dos si nos hemos dado cuenta.
-¡Macarena!-rio escandalosamente, por suerte estamos en la orilla del mar por lo que su bañador no estará muy en el fondo, él se pone rojisimo y bucea para buscarlo.
Me tumbo en la amaca observando el cielo y los pájaros-Me vengaré-dice Pablo sentándose a mi lado en la amaca.
-Yo también te quiero-y él me sonríe dándome un beso.
-Eso nunca lo dudes-y en momentos como estos es cuando pienso que la Vie est belle.