𝐀𝐦𝐧𝐞𝐬𝐢𝐚|𝐊𝐞𝐢𝐬𝐮𝐤𝐞 𝐁𝐚𝐣𝐢

Prefacio

Después de correr por los interminables pasillos del hospital y perder de vista a las enfermeras; pudo ir a su habitación.

No sabía cómo estaba, tenía miedo de verla.

Al abrir la habitación se quedó pasmado, ella estaba sentada de espaldas en la cama fijando en la mirada en algún lugar de esa habitación.

Cerró la puerta con cuidado, no por no querer hacer ruido, sino por qué sus manos al verla temblaron.

La fémina volteó con algo de despiste.

-¿Hay alguien allí?

Sus pies dieron pasos en automático, cada vez sentía ese sentimiento de que algo iba mal. Se posicionó en frente de ella. Una venda cubría sus ojos.

Miró hacia los lados tratando de buscar a alguien.

Tomó la mano de ella y la pegó a su mejilla.

-¿Doctor?

Soltó las vendas que tapaban aquellos hermosos ojos. Pero al presenciarlos no lo podía creer.

No podía ver nada.

Su mirada estaba perdida.

Era la mirada de un ciego.

Abrió sus ojos como platos, sus piernas temblaron hasta ya no poder sostenerlo. El sonido de alguien caer lo notó la pelinegra.

-¡Qué está pasando!-gritó desesperada.

Apretó sus puños sobre sus rodillas en un intento vano de agarrar fuerzas e ir hacia ella.

-______...-musitó.

Ella ni se inmutó, no hubo reacción alguna al escuchar su voz.

-¿Es un doctor diferente?¿Qué pasa?

Negaba repetidamente con la cabeza, su mundo se caía a pedazos en frente de él. No lo reconocía, ni siquiera la voz que tanto ella amaba.

-Con que nunca la ibas a olvidar ¿Verdad?-agregó con ironía.

Arrugó su entrecejo confundida.

-Lo siento, no sé quién es usted.

Tomó sus manos y las presionó contra sus labios, con su pulgar acariciaba las venas de sus manos; tenían algunos raspones pero todo se debía a lo que había pasado.

El doctor entró repentinamente a la habitación.

-La vista sólo es temporal, fue debido a la caída -reflejó tranquilidad ante sus primeras palabras, soltó un gran suspiro-Pero no creo que pueda recuperar la memoria.

Movió la cabeza buscando la dirección en dónde venía la voz.

-¿Acaso lo conozco?

-Los dejo para más privacidad.

-¿Qué está pasando?-preguntó con sus voz temblorosa.

Sonrió.

-No te preocupes, yo te contaré todo.