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Baji miraba el techo a altas horas de la noche, la luz de la luna de metía por la ventana, alumbrando el rostro de Baji. El pelinegro tenía la cabeza en otra parte, ¿Tal vez pensando en su amiga? Sus pensamientos fueron interumpidos por Regaliz, el cuál se restregaba en su pecho ronroneando. Baji sonrió por tal acción del felino, se dió la vuelta para que Regaliz quedara acurrucadito en su torso; luego se arropó. Sus párpados se hicieron pesados con el tiempo hasta que cayó en un profundo sueño.

-¿Se habrá quedado dormida?-murmuró antes de dejarse llevar por el cansancio.

En la otra parte de la ciudad estaba un albino, estaba en el techo de un edificio mirando las estrellas; el viento mecia sus cabellos como olas. La luna llena tan brillante y las estrellas como farolitos en el cielo le recordaron a los ojos de alguien.

De la chica que había conocido, se acordaba de su nombre; cosa que era un milagro porque él no recuerda el nombre de las personas que no tienen nada interesante, en pocas palabras, no recuerda el nombre de cualquiera. Movía sus pies de un lado a otro teniendolos al borde del vacío del edificio. Sabía que algo iba a pasar con ella, hasta ahora sólo quería conocerla un poco más, pero lo que mostró a simple vista era lo que buscaba.

Una chica inocente.

×

Había amanecido, para algunos el sueño había sido reparador y cómodo, pero para otros como ______, fue una noche de llanto y sufrimiento. Se levantó con sus ojos ardiendo por resequedad. Eran alrededor de las 8 de la mañana, se asomó a la ventana con algo de nostalgia de que, capaz no vería a Baji hoy. O tal vez por el resto de la semana.

La puerta de su habitación seguía cerrada con llave, por lo cuál ya no sabía que hacer para salir de allí; la ventana quedaba en un piso alto como para que de la nada ella se lanzara al vacío, era imposible que saliera ilesa.

Por otra parte, Baji había llegado temprano a clases. Estaba en la mesa mirando la puerta, esperando a que _____ llegara; pero ya iban a terminar la segunda clase y ni señales de ella. Era aburrido ver clases si ella no estaba, pero no podía simplemente escaparse de clases para ir a buscarla. Sobre todo cuando le prometió a su mamá no escaparse de la escuela.

Y él las promesas que hacía las cumplía.

×

Por el aburrimiento, o tal vez porque necesitaba desahogarse; tocó el piano de la habitación con tal brutalidad que pareciera que iba a dañar las teclas de apretarlas tan fuerte.

En realidad ella no sabía cuántas horas habían pasado, pero ella siguió tocando. La iluminación del sol había cambiado, así que eran alrededor de las 3 de la tarde. Miró el reloj que estaba encima de su chimenea y sí, eran las 3 con 45.

Suspiró con desgano y siguió tocando, pero cuando venía la parte más intensa de la melodía, escuchó los feroces sonidos del motor de alguien que conocía. Incrédula se asomó por la ventana, y sin dudarlo, allí estaba Baji con una sonrisa de oreja a oreja.

Abrió la ventana con desespero.

-¡¿Qué haces aquí?!

-¡Vine a buscarte!

Ella negó con la cabeza.

-¡Vete antes de que se den cuenta que estás aquí y te lancen a los perros!-espetó desesperada.

-¿Te refieres a estos perros?-acarició a unos de los perros con apariencia agresiva que se le acercó. ______ se quedó perpleja-Nunca había visto unos perros de esta raza tan mansos.

𝐀𝐦𝐧𝐞𝐬𝐢𝐚|𝐊𝐞𝐢𝐬𝐮𝐤𝐞 𝐁𝐚𝐣𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora