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Se aferró con grana fuerza aún más a Baji, se hundió en su cabello y cerró los ojos. Su respiración fue agitada hasta cierto punto, respiró por una última vez como un bebé para luego separarse de él.

-De verdad no sé qué me pasa hoy-secó sus lágrimas y alzó sus comisras para mostrarle una sonrisa a Baji-Me siento muy extraña desde esa pastilla, ni siquiera sé qué pasó después de todo eso y por qué estoy aquí.

El azabache le sonrió, acarició su mejilla poniendo sus orbes en la chica; observandola como si fuera una niña pequeña que se raspó su rodilla.

-No te tienes que preocupar por eso, lo importante es que estás conmigo ¿No?, vamos, ve a bañarte y luego te cuento todo ¿Vale, fea?

Ella asintió.

-No tengo ropa aquí...

-Usa la mía-contestó de inmediato, se levantó para lavar los trastes; la chica tomó camino hacia el baño mientras que Baji le seguía sonriendo. Cuando ella entró al baño, la sonrisa de Keisuke se desvaneció.

-¿Debería contarle?

Pensamientos de Keisuke:

Sanzu obviamente la drogó, salió corriendo como una rata luego de haberle hecho semejante atrocidad. Ni siquiera ha mandado un mensaje para preguntar sobre eso, pero igualmente si dijera algo sería como otras veces; ella regresaría con él una y otra, y otra vez, y yo haría el papel de idiota. Será mejor no contarle.

×

La chica estaba mirandose en el espejo del baño, pasó suavemente sus dedos por sus ojeras. Había abierto la ducha y aquellas gotas hacían eco por toda la habitación. El sonido del agua la hacía sentir aún peor; tan sólo recordar las manos de aquellos asquerosos que abusaron de ella en las duchas de la academia de natación.

La hacían sentir enferma.

Poco a poco se fue quitando su ropa, quedando en ropa interior. Antes de quedarse completamente desnuda, se miró nuevamente al espejo. Había crecido y se había desarrollado aún más; pero eso desparecía en unos instantes y podía verse de niña llorando en el espejo por lo que le habían hecho. Cuando le contó a su madre por lo que pasó, la mayor no hizo nada.

Se quedó pasmada en el suelo, destrozada y con su parte íntima sangrando en todo el transcurso hasta su casa. Moretones en sus brazos, despeinada y con algunos cabellos pegados a su rostro por sus lágrimas.

Pensó que aquella que le dio la vida iba a velar por ella, protegerla y demás. Pero lo único que dijo fue...

-No le digas a tu papá.

Negó con la cabeza para sacarse aquellos recuerdos de su cabeza, pensar en algo más tierno.

Le llegó aquella gruesa voz de sus sueños, soñó que Baji-san le dio un tierno beso y que le decía cosas lindas. Sin querer sonrió, es su amigo y hasta ahora se da cuenta que lo que le dijo hace un momento fue más que innecesario; nunca tuvo tantos problemas para expresar sus sentimientos hasta que conoció a Baji y a Sanzu.

Con Baji se sentía protegida, querida y sentía un sentimiento cálido en su pecho cada vez que pensaba en él.

Con Sanzu era diferente, al principio fue lindo, como uno de esos amores peligrosos que a la vez te llenan de ese sentimiento agridulce. Pero de un día para otro, era más que tristeza. Sigue con él teniendo la esperanza de que vuelva a ser el de antes... cree que puede cambiarlo...pero no es más que una ilusión que tiene.

Sin más, fue a bañarse.

×

El albino estaba frente a la puerta de Baji, traía unas flores para disculparse. Tragó en seco, juntado aquel valor que nunca tuvo para disculparse antes con ella.

𝐀𝐦𝐧𝐞𝐬𝐢𝐚|𝐊𝐞𝐢𝐬𝐮𝐤𝐞 𝐁𝐚𝐣𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora