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—¿Se puede saber en dónde estabas?¿Qué son estas horas de llegar?

La miré sin ninguna expresión en mi rostro. Richard se ofreció a tomar mi mochila y llevarla a mi habitación mientras mi mirada seguía fija en mi madre.

—¿No fue usted la que me dejó a mi suerte?—fui tajante.

Dejó su taza con té en la mesa y se levantó para dirigirse a mí.

—La próxima vez que quieras que llegues temprano por lo menos deme un mapa—alcé un poco la voz, dando a conocer más mi molestia.

Una cachetada fue lo que recibí.

Mi cara se volteó por completo, pero no expresaba emoción alguna al contrario que el rostro de mi madre. Sus ojos fijados en mí con molestia y una frialdad la cual me tornaba los cabellos de punta, aquellos orbes cafés rojizos me atravesaban con aquella mirada tan oscura...

—No me vuelvas a alzar la voz—se dio la vuelta para ir a la mesa, empezó a abaniquearse con total elegancia, se volteó para dirigirme la palabra—¿Acaso todos los años de buena educación se fueron al caño al juntarse con esos vagabundos de escuela pública?

Ya quería que se acabará el sermón, incluso Erika notando la situación le sirvió otra basta taza de té a mi madre y se retiró inmediatamente. Me miró apenada por el rabillo del ojo, sintiendo tal vez pena por mí. La mano de mi mamá estaba marcada por completo en mi rostro.

Todavía sentir el ardor y aquel cosquilleo en aquella zona...

—Lárgate a tu habitación, no te quiero ver—tomó un sorbo de té.

×

Cómo era de esperarse, habían quedado pequeñas líneas que a la vista era notable la marca de unos dedos, al menos las pequeñas líneas de la silueta. Pero, nada que una crema no pudiese curar. Me acosté en la cama.

Estaba fría...

Una sensación que me encantaba, llegar completamente agotada y que las sábanas de la cama estén frías. Ni cuenta me dí cuando caí rendida.

No recuerdo mucho de lo que soñé, pues nunca lo recuerdo. Pero se me vienen pequeñas imágenes a la cabeza de Baji-san y su gatito.

De repente soñé algo sobre eso.

Cuando me levanté para ir a la escuela ¡Ya no tenía nada en la mejilla! Esa crema era milagrosa. Hoy amaneció nublado (como ayer);pero tal vez aquella nube repleta de agua sólo iba de paso.

Estaba con la mirada fija en la ventana viendo absolutamente nada, también cualquier persona podría decir que estaba mirando el cielo; o como yo solía pensar "Mirar las pequeñas hojas meciéndose en los arreboles", pero la verdad era que no pensaba en nada.

En un abrir y cerrar de ojos escuché la silla a mi diestra moviéndose en un chirrido, me sacó de mis pensamientos.

Era Baji-san, con sus gafas, sus cabellos largos recogidos en una coleta y su uniforme impecable. Mi mente se inundó con aquel Baji Keisuke líder de una división de una pandilla.Y todavía seguía pensando que era imposible que fuesen la misma persona.

Pero así era.

—Llegaste temprano—esbocé una sonrisa.

—Mi mamá... Ayer la hubieses visto—sonrió mostrando aquellos colmillos con orgullo; empezó a juguetear con el borde de las hojas de una libreta, y me miró—Se alegró de que llegara temprano a dormir ayer, me dijo que tenía tiempo que no llegaba tan temprano a casa—sonrió.

𝐀𝐦𝐧𝐞𝐬𝐢𝐚|𝐊𝐞𝐢𝐬𝐮𝐤𝐞 𝐁𝐚𝐣𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora