Capítulo 7

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Al primer amor se le quiere más, a los otros se les quiere mejor.
—Antoine de Saint-Exupéry

ALEC

—¡Alec, ya llegamos! —escucho la voz de Allison.

Isa se sienta de golpe en la cama —Mierda, dijiste que tardarían más tiempo —me reprende molesta.

Río por lo bajo —Pues eso creí.

—Pues creíste mal —me dedica una mirada fulminante.

Me incorporo a su lado y le doy un pequeño beso en su hombro desnudo.

—No seas dramática, por lo menos esta vez llegamos hasta mi habitación. ¿Recuerdas la vez que nos encontraron en...?

—¡Ay, Dios, ya cállate! —exclama riendo avergonzada al recordarlo—. No voy a volver a creerte, Alec. Siempre me haces pasar vergüenzas.

—Sustos que dan gusto —bromeo.

Me pongo de pie y recojo su ropa del suelo dejándosela a su lado. Yo voy hasta mi armario y saco un pantalón deportivo ya que no volveré a ponerme el traje que traía.

—¿Quieres que te preste ropa más cómoda? —ofrezco.

—Sí, claro, así termino de confirmar que me acosté contigo —responde a medida que se viste.

Blanqueo los ojos —Isa, conoces a Allison hace tres años, a Bruno y a mí nos conoces hace dos y somos novios hace casi uno. Créeme que es normal que nos acostemos, a ellos les importa una mierda.

—Pero es incómodo para mí y lo sabes —murmura.

Una vez estamos vestidos, camino hasta ella y la tomo de las mejillas para que me mire ya que suele bajar la mirada.

—No tienes por qué avergonzarte. Sé que es lo que piensas, no me mientas. Todo lo que el resto dice es basura.

—Lo sé —responde—. Pero no me gusta que dar esa percepción.

—Isa, hemos hablado de esto. Te amo por como eres, no por lo que el resto piense de ti.

—Pues es difícil ignorar los comentarios de las chicas en mi universidad si me sigues yendo a buscar en un auto que cuesta una casa entera. Soy becada, Alec, trabajo en una cafetería para cubrir los gastos extras de mis estudios y todos lo saben, obviamente van a decir que estoy contigo por el dinero y detesto dar la percepción de... —suspira—. Olvídalo.

—No, no lo olvido. Dime —exijo.

—De que soy tu puta, Alec. La gente piensa que estoy con un tipo millonario solo por el dinero.

—No estás con un tipo millonario —suelto con molestia—. Eres la novia de Alec Belucci, el título que todas esas envidiosas quieren y nunca van a tener porque la única mujer que quiero en mi vida está justo a mi lado. Lo más caro que me has recibido fue la medalla que te di para tu cumpleaños, el resto de regalos me los has rechazado. Nunca me has pedido un dólar y no recibes nada costoso en ningún sentido, créeme que si estuvieses conmigo por algo tan banal como el dinero lo sabría y con tal de que no me dejes te lo daría todo. Te entregaría todo lo que tengo y más porque te lo mereces. Eres una buena mujer, Isa, y sé que serás una buena compañera para el resto de la vida. No dejes que los comentarios te afecten, no eres mi puta, eres mi chica y me haces feliz.

—Pues creo que mereces más que eso —susurra—. Mereces más que lo que yo te estoy dando.

—No digas mierdas, no merezco más en esta vida, no necesito más —corrijo—. Es un honor que me permitas ser tu novio. Tengo todo lo que siempre quise, amigos que son mi familia y una linda, inteligente y perfecta novia... Tengo paz, Isa, tengo la jodida paz que siempre soñé. Soy feliz. Alcancé ese sentimiento y no quiero que cosas tan estúpidas como las inseguridades que te generan unas resentidas arrasen con todo. Si te lastiman me lastiman a mí y no me gusta que me lastimen.

Última Batalla de Roma | [Roma #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora