Ojos que no ven, corazón que no siente. Pues yo afirmo que no hay nada más falso que eso; cuanto más lejos, más cerca del corazón están los sentimientos que intentamos sofocar y olvidar.
—Paulo CoheloFRANCESCA
Mi despertador suena como de costumbre obligándome a iniciar mi día. No es un secreto que detesto levantarme temprano, bueno, realmente lo que detesto es levantarme, da igual la hora, pero luego de años creé hábitos que me ayudan a mantener todo en orden.
Inmediatamente voy a asearme y me pongo mi ropa deportiva. Suelo despertarme entre las cinco o seis para los entrenamientos diarios de la BSGI, pero cuando nos dan el día o vacaciones, no es necesario ir a entrenar, aún así prefiero no perder el ritmo.
Son las ocho de la mañana y solo tengo media hora para salir a correr ya que los trillizos se despiertan como a las nueve y quiero estar en casa para cuando suceda. Bajo silenciosamente las escaleras para no despertar a nadie, me guardo el teléfono en mi cangurera junto a cosas esenciales, saco una botella con agua de la cocina y salgo de la casa cerrando la puerta con sigilo.
Ya está bastante claro y veo a algunos soldados trotando por el lugar. Realmente es agradable vivir aquí, no me molesta, aunque no es lo que quería para criar a mis hijos, la verdad me hubiese gustado que crecieran rodeados de naturaleza y animales, pero esto es lo mejor que puedo darles. Aquí están más que seguros y es un lugar bonito.
Es un condominio bastante grande y silencioso. Omitiendo el hecho de que estamos encerrados por muros de concreto y cercos eléctricos, es un buen lugar. Hay pistas para correr, también para andar en bicicleta e incluso un estanque con patos un poco mas allá de nuestra casa.
También hay un área de picnic familiar para los soldados que tenemos familia e inclusive un área de recreación para los niños. El lugar es inmenso, es como un mini pueblo. Me recuerda a los vecindarios que solían aparecer en las películas americanas que veía.
Si bien el lugar es genial y hay bastante pasto junto a algunos arboles, son pocas las veces que los niños han salido de la casa. No me gusta exponerlos, no me gusta que desconocidos vean a mis hijos y, sobre todo, detesto que hablen de ellos.
Tragándome todo mi orgullo los he sacado a la zona de recreación para niños en la cual hay juegos, también Sebastián los lleva a ver a los patos al estanque y Katya suele organizarles picnics a la hora de su merienda. Lo permito ya que el cuerpo medico que respalda a mis hijos me advirtió que era primordial para su desarrollo que ellos salieran de casa e hicieran actividades, lo único que jamás he hecho es sacarlos del recinto militar.
Mis hijos no conocen el mundo exterior. Nunca los he llevado a una cafetería, a un cine o a comer. Ellos nunca han salido del condominio ya que su seguridad es lo primero en mi lista de prioridades. Tras los muros de concreto no hay protección para ellos y mientras no termine con mi misión final, mientras no tenga a Dimitri, mis hijos no se moverán de aquí.
De todos modos, como dije, me asignaron una casa familiar que aparte de ser excesivamente grande, tiene un patio enorme que no le envidia nada al exterior, hay un árbol, una piscina y algunos juegos que les he comprado a los niños.
Bueno de comprarles, pues no mucho. No suelo llenarlos de cosas, podría comprarles todo, pero no lo hago, siempre los hago elegir un juguete de tantos. Podría comprar jugueterías enteras, pero no se trata de dinero, quiero que aprendan a crecer apreciando el valor de cada objeto, quiero que sepan que deben ganarse las cosas portándose bien y criar a grandes personas.
Aunque que tengan tantas personas adultas a su alrededor no me ayuda mucho. Mis amigos que son como sus tíos y mis padres, los llenan de regalos cada vez que los visitan, esa parte es una fuga en mis planes, pero nada es perfecto, aún así, amo cada parte de mis bebés.
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Última Batalla de Roma | [Roma #3]
Action¿Que tienen en común una soldado de la BSGI y un empresario exitoso? La respuesta es fácil, nada, no tienen absolutamente nada en común. ¿o si? Es de valientes dejar ir, es de cobardes no volver. LIBRO 3 DE [ROMA] Se necesita leer Ante los ojos de R...