FRANCESCA
Es imposible, realmente lo es. Debe haber una explicación.
—¡Eres un mentiroso! —me abalanzo sobre Mijaíl y tomándolo por el cuello de su camisa lo pongo de pie para luego sacudirlo con violencia. —¡Di la puta verdad, ese no es Dimitri!
—¡Si lo es, lo juro! —intenta soltarse de mi agarre—. No pondría en riego la vida de mi familia.
—¡Ese hombre se llama Alec Belucci, no Dimitri!
—Si responde a otro nombre no es mi problema, jamás olvidaré el rostro del psicópata de que secuestró y me obligó a pintarlo.
—¡Di una orden! —grita el director ante mi escándalo—. Me lo traen vivo o muerto.
—¡No, alto! —exclamo tras sus palabras y me posiciono en la puerta tapando la salida.
—¡Prada, quítese de ahí!
—No lo haré hasta que levante la orden de captura, Alec está en la sala de juntas, lo puedo traer hasta usted.
—¡Quítese ahora! —me ignora.
—¡No! —respondo en el mismo tono—. Use la cabeza, lleva años tras Dimitri, pero a mi familia también la vigilaba, a Alec lo vigilaba.
—Una imagen dice más que mil palabras y no dejaré que Dimitri se me escape.
—¡Que no es Dimitri, joder!
—Tiene tres segundos para quitarse de ahí o levanto una orden de arresto para usted por obstruir mandamientos internos de su superior.
—Le ahorraré la cuenta regresiva, si llega hasta tres, seguiré en el mismo lugar. No me pienso mover hasta que no levante la orden de matar a Alec.
Miro al rededor de la habitación buscando ayuda, pero Mauro no está, Ludovico tiene la vista clavada en el suelo y Giovanni me mira molesto, muy molesto.
—Capitán Pratignari, capture a su soldado —le ordena el director.
La molestia en su rostro es reemplazada por asombro y abre sus ojos con mesura al igual que yo, no nos puede hacer esto.
—Señor, es parte de mi equipo, no puedo hacerle daño —responde él.
—Y yo soy su director y le estoy dando una orden, si no está capacitado para obedecer, tampoco está capacitado para ser un jefe de escuadrón.
Giovanni se acerca a mi apretando los dientes para contener las ganas de responder. Sé que no quiere hacer esto, se le nota, pero no tiene alternativa y por una parte lo entiendo, pero si no intento ponerlo de mi lado estaré jodida.
—Francesca, quítate de ahí por favor —intenta mediar con palabras.
—Sabes que Alec no es Dimitri, llevamos muchos años en esto.
—Mi opinión personal es inválida ante la orden de un superior, lo siento, pero si no te mueves te debo quitar y es lo que menos quiero.
—No me moveré de aquí —me mantengo firme.
—Yo no cuento hasta tres, hazme las cosas fáciles —pide por última vez. Si, sé que ya no lo pedirá de forma amable.
Niego con la cabeza, no pienso moverme de aquí, pero sé que pueden moverme.
Tras dar un suspiro levanta sus manos intentando tomarme de los hombros para quitarme de la salida, pero antes de que pueda hacerlo esquivo cada uno de sus intentos y los bloqueo con mis antebrazos.
—¡Déjese de juegos! —le grita el director—. Parece un entrenamiento ensayado.
Efectivamente. Nos movemos de manera sincronizada porque son movimientos de evasión que practicamos una y otra vez.

ESTÁS LEYENDO
Última Batalla de Roma | [Roma #3]
Action¿Que tienen en común una soldado de la BSGI y un empresario exitoso? La respuesta es fácil, nada, no tienen absolutamente nada en común. ¿o si? Es de valientes dejar ir, es de cobardes no volver. LIBRO 3 DE [ROMA] Se necesita leer Ante los ojos de R...