Capitulo 11.

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Harry se siente verdaderamente agotado tanto mental como físicamente.

Regulus ha estado cuidando cada una de sus comidas y ha estado junto a él gran parte del tiempo así sea de forma lejana, casi como si temiera que cayera.

Nadie parece notar la extraña protección que se le ha añadido, incluso si Regulus no se comporta así desde que era pequeño y James se dejaba sobornar con ojos de cachorro para darle más dulces a Harry.

El pequeño Potter está presionado, no quiere decepcionar a Regulus, pero... ¿cómo le explica entonces que desaparece la comida cuando no se da cuenta o que no ha dormido en dos días?

Sabe que esta mal, pero no puede evitarlo, últimamente todo parece volverse más confuso.
O todo brilla y es colorido o es opaco y sin chispa alguna.

Harry sin embargo, necesita y quiere realmente tomar una maldita siesta.
No cree poderse mantener de pie si no lo hace, porque sus piernas tiemblan y sus ojos se cierran, su cabeza martilla y tiene un pequeño y constante movimiento de dedos para mantenerse ocupado que le está volviendo loco.

Así que, incluso si son las 4 de la tarde a Harry no le importa, a descubierto casualmente un método que siempre le pone a dormir, e incluso si no sabe a qué se debe, es efectivo.

Así que cambia su ropa por unos shorts cómodos y una camiseta que le robo a Charlie y se dirige a una habitación en específico.

La habitación de Regulus.

Harry realmente no entiende qué efecto tiene el Black menor sobre él para causar aquello.

Puede ser su magia de sanador natural, tal vez la cercanía y confianza, o simplemente un motivo terciario y sin relevancia, pero lo importante era que estaba allí.

La puerta de la habitación se abre de forma sencilla, incluso si puede sentir los ligeros bloqueos de privacidad.

Regulus se encuentra leyendo un libro recostado en su cama, no lleva puesta playera y deja ver sus perfectos y definidos músculos.
A Harry le gusta eso de Regulus, tiene músculos sin embargo todo está en perfecta armonía.

El mayor alza la vista apenas cierra la puerta tras el, realmente no luce sorprendido, en cambio sonríe de lado y luego de bajar el clima del cuarto le hace una seña para que se acerque.

Harry no se hace del rogar, deja sus pantuflas de lobo debajo de la cama y luego sube, dejando caer su cabeza contra el pecho desnudo del mayor y rodeándole la cintura con un brazo.

Regulus no dice nada, encanta el libro para que flote sobre él y cambie las páginas con solo un movimiento. 
Y entonces abraza al más joven, sin sentirse cohibido por su falta de playera o molestarse por la interrupción. En cambio frota la espalda contraria, acaricia el cabello del chico y permite que dormite sobre su cuerpo.

El Black lo sabe, porque Harry no puede engañarlo, sabe que no ha dormido bien y que no está comiendo como debería.

A estado investigando, buscando alternativas y soluciones que puedan ayudar al niño, pero no encuentra mucho, solo lo conocido.

Lo que te decía que todos los rotos debían morir.

Pero no lo acepta, ni lo hará, así tenga que romper todas las reglas, Harry siempre valdría la pena.

El sabía, y sabía que Harry no podía morir. Ese no podía ser su destino.

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