Roto.

Capítulo 21.

Regulus no tardó siquiera 5 minutos en tener una mochila llena de pertenencias, listo para partir. Sus manos moviéndose ansiosamente y su corazón latiendo con una fuerza preocupante, sentía que el aire le faltaba, la preocupación gobernándole de forma severa.

Eso no podía estarle pasando, eso no podía estar pasando.

Debía estar soñando, teniendo una pesadilla y... Regulus niega saliendo de su trance, necesitaba marcharse.

Pero incluso si parecía ser la opción obvia, Regulus no se dirigía a ver a Harry, sino que iba hacia el lado opuesto.

Necesitaba encontrar a alguien.

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El tiempo se siente extremadamente largo, las noticias son simplemente una nueva bofetada a sus rostros.

Harry no podía sostenerse por mucho tiempo, su piel se volvía pálida con el tiempo y sus ojos demostraban lo débil que se encontraba. Sin embargo había suma confusión entre los profesionales.

Algo no estaba bien con la condición del chico, algo no estaba bien con el chico en general y no estaban demasiados seguros de que era.

Pocos eran los que verdaderamente habían estudiado las diferentes alternativas y todo lo relacionado con los rotos, motivo por el cual no había demasiado que pudieran hacer, fuera de buscar en los libros más antiguos al menos.

Sobra decir que ni siquiera eso había funcionado.

En ese momento todo el mundo se encontraba en blanco, pero bien, Sirius y James estaban dirigiendo y llamando a todo el que pudiera ayudar, claramente nadie se estaba rindiendo con el chico.

Aún.

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La primera vez que Harry despierta luego del incidente se ve rodeado de personas, con bastante magia revoloteando a su alrededor y el rostro de sus padres apareciendo junto a él en cuestión de segundos.

Sintió que su corazón se rompía cuando les vio llorar.

Eso era lo que no quería, aquello era por lo cual nunca les había dicho nada, por lo cual se había esmerado en aprender a mentir, usar hechizos camufleadores y evitar conversaciones.

No quería ver sus rostros desolados, escucharles pedir disculpas o siquiera su voz hablando sobre cómo lograrían salvarle.

¿Por que nadie aceptaba que moriría?

No lo hacía Draco, no lo hacía Tom, no lo hacía Regulus y Merlin, nadie lo hacía. Nadie más que el.

Harry realmente solo quiere dormir ahora, dormir y no despertar más, dormir y terminar con el dolor que inunda su pecho.

En ocasiones le cuesta respirar, pero no sabe si es porque pude sufrir un paro o porque se siente miserable, probablemente sea una combinación de ambas cosas.

El Potter se acurruca en las mantas al anochecer, con Elijah abrazado a su cintura y su padrino en el suelo de la habitación. Probablemente sea el único motivo por el cual no se permite llorar.

Porque Merlin, el realmente quiere soltarse a llorar.

El rostro de sus padrinos, los pucheros de Elijah, el llanto de Draco, la desesperación de sus tíos, los intentos de sus padres.

Todo lo que nunca quiso ver, todo lo que siempre odio de su condición.

Harry se aferra a sus mantas para no sollozar, tomando fuertes y silenciosas bocanadas de aire para tranquilizarse y conciliar el sueño.

Tal vez si duerme y despierta dolerá menos. Tal vez si duerme y despierta todo estará bien. Tal vez si duerme y despierta habrá una solución. Tal vez si duerme y despierta tendrá 11 años de nuevo y la marca aparecerá en su piel antes de partir a Hogwarts. Tal vez si duerme y despierta el será feliz.

Una pequeña sonrisa triste aparece en los labios del joven cuando finalmente el sueño le vence, un par de lágrimas resbalando por sus mejillas y el deseo de un mundo diferente apoderándose de su corazón.

Y entonces Harry nuevamente se encontró soñando.

Esta vez no soñó con ser un príncipe y que todo se solucione con el beso del verdadero amor. No soñó con tener una pareja destinada y un final feliz.

Harry soñó con la idea de que al morir todos puedan olvidarle y seguir adelante, preferiblemente sin dejar rastro.

Al final nunca tuvo oportunidad de hacer algo realmente de su vida.

Nunca será jugador de quiddich profesional.
Nunca será padrino.
Nunca hará un viaje por el mundo muggle.
Nunca tendrá hijos.
Nunca pudo hacer nada.

Nunca, la vida de Harry estaba llena de esa palabra.

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Es una semana después de que Harry es internado que finalmente Regulus aparece en la sala blanca y casi llena de la familia.

Absolutamente todos guardan silencio cuando ven al joven Black ahí, ninguno teniendo el valor suficiente para decirle lo que sucedía. Porque ellos habían estado seguros de que Harry y este tenían algo, así fuera mínimo.

¿No siempre había estado ese amor ahí? En las preocupaciones o preguntas por el otro, en las sonrisas discretas o los toques disimulados. En la forma que todo cambiaba conforme el ojiverde crecía. En cómo ese verano parecía cambiar todo en su relación.

— Hermanito — Sirius toma la palabra como el mayor de los merodeadores, acercándose al menor — Harry... él es un roto y- — Las palabras se ven cortadas por su hermano, quien revuelve su cabello sintiéndose ansioso mientras responde. Claramente poco impresionado con el comentario.

— Harry no puede estar roto...

— Lo está, está muriendo y...

— ¡No lo entienden! ¡No puede estar roto! — Repite interrumpiendo a su hermano y dando un par de pasos a su alrededor antes de volver, con el valor que me había faltado esos últimos meses y Merlin, años incluso — Yo soy su alma gemela, Harry no está roto y tengo la marca en mi piel como prueba de ello.

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La cosa es que tenía esa última frase escrita desde antes de publicar la historia y me estaba matando.

¿Que creen que signifique esto?

En fin, ¿les gustan las gomitas? Yo estoy obsesionada con las gomitas con chile, tipo esas de gusanito.