Capitulo 20.

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Había muchas cosas que podían llegar a molestar a James Potter, no se solía preocupar con regularidad y era poco paranoico con la mayoría de los temas.

Pero incluso si podrías enumerar todas estás siempre había algo en su lista de prioridades que le ganaría: Harry. Porque su hijo era lo más importante para el.

Había estado en cada pequeño momento de su hijo. Su primera palabra (Había sido papá) Sus primeros pasos (Había corrido hacia los brazos de Peter) Cuando aprendió a volar una escoba (Todavía recuerda los regaños de Lily) Sus sonrisas contentas, sus pequeños berrinches y como se emocionaba cada que su esposa les llevaba al mundo muggle.

Harry era la persona que podría hacerle caer con un par de pucheros y ojitos de cachorro, porque él amaba a su hijo y lo protegería de todo y todos. Haría hasta lo imposible por él.

Por ese motivo cuando Lily entra a la habitación, pálida como una hoja de papel y luciendo como si se fuera a desmayar sabe que algo está mal, muy mal. Y es casi instantánea la manera en que la respuesta viene a su mente: algo sucedía con Harry.

Porque eran pocas las cosas que podían alterar de esa manera a la usualmente templada Lily. Pocas las que pudieran cerrarle de su cabecita inteligente y analítica, eran sumamente pocas. Y una de ellas era Harry, siempre sería su hijo.

"Harry está en san mungo, no reacciona, no..." Lily no pudo continuar sus palabras cuando rompió en un pequeño sollozo que claramente trataba de retener. Y entonces pudo jurar que sintió como su corazón se detuvo.

Su hijo estaba mal.

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Habían pasado menos de tres horas antes de que toda la familia se encontrara reunida en san mungo.

Severus se había llevado al inconsciente Harry, y a los asustados Draco y Elijah consigo, sabiendo que los otros dos serían retirados horas después por sus propios padres. Y es que no había manera que Peter y Narcissa permitieran mantener lejos a los jóvenes.

Apenas habían comenzado con las revisiones correspondientes se encargó de llamar a su mejor amiga, siendo directo pero manteniendo un tono calmado para no alterar demasiado a la bruja (no funcionó)

Y lo siguiente que supo fue que James le había informado a los merodeadores y posteriormente todos se encontraban en la sala de espera. Exigiendo respuestas, alterados y volviendo todo un revoltijo nervioso. Algo muy malo para las embarazadas, en realidad.

Todos se mantenían en extrema ansiedad, Elijah incluso sollozando por no saber que le sucedía a su primo, aquel del cual era inseparable desde bebé.

Pero todo se reduce a un momento, un simple segundo en el cual el medimago Riddle les mira, pareciendo conflictivo con sus propios sentimientos.

Draco es el primero en entenderlo, porque Merlin, conocía a Riddle y sabía de Harry, sabía que el hombre también conocía la condición de su amigo, y sabía que todo se remontaba a eso. Porque no había otra respuesta a la mirada que el hombre les estaba otorgando.

Porque él mismo Harry sabía qué sucedería.

— Harry al parecer es un roto — "Al parecer" porque Tom no lo aceptaría, incluso si aceptaba su propia condición — Está luchando actualmente por su vida, por mantenerse más tiempo estable, pero su propia magia le está consumiendo — Su mirada se centra en Lily ahora, pero ella no le está mirando, ninguno de ellos le está mirando realmente. Todos alejados en su propia burbuja.

Y es que ahora entendían todo.

La manera de evitar el tema, como Harry siempre lucia tan cansado, como nunca quiso hablar con ellos al respecto.

¿Esta bien que se sientan tan culpables? ¿Cómo no pudieron verlo antes? ¿Cómo no se preocuparon por aquello? ¿Por qué asumieron que su hijo era feliz?

Todos se derrumban entonces, llenando al hombre con preguntas sin respuesta alguna, aunque no es como si pudieran obtener alguna.

Y es que Tom no sabía qué decirles, porque no era un especialista en dicho tema (no al menos lo suficiente para darles una respuesta) Merlin, él llevaba años luchando contra eso y seguía sin obtener un resultado.

Pero si ellos estaban seguros de algo es que no dejarían ir a Harry sin luchar.

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Es horas después de que todo el problema comience, casi al anochecer que finalmente el teléfono (el cual pocas veces utilizaba) de Regulus suena. Atrayendo distraídamente la atención de este, quien ni siquiera presta verdadera atención mientras responde.

— Reg, soy Charlie — La voz del pelirrojo logra que el pelinegro deje sus documentos, sintiéndose levemente curioso por la inesperada llamada, pero centrándose en un punto probablemente menos importante.

— No me digas Reg — Es lo único que dice en respuesta, molesto por el uso de aquel apodo.

Solo le gustaba cuando Harry se lo decía.

Harry... Regulus no quería pensar en Harry ahora en realidad.

— Eso no importa ahora — No hay siquiera una pizca de burla en el menor y el simple motivo hace que el mayor frunza el ceño — Regulus algo- — Se detiene a sí mismo, no sabiendo como decirlo y desesperando un poco a Regulus en el transcurso — Escucha yo- — Parece dudar antes de ser directo, no podía darse el lujo de dudar cuando todo estaba tan delicado — Harry está en san mungo, no despierta y... debes venir.

Apenas las palabras se escuchan Regulus tiene una ligera idea de lo que ha sucedido, pero no lo entendía, aquello no estaba bien.

Harry no podía morir, no debía morir, y él sabía perfectamente el porqué de esto.

Era simplemente imposible que muriera por aquello.

Y por mas que había investigado aún no lograba dar con el motivo, no entendía porque Harry parecía ser un roto.

Harry no estaba roto.

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Debo decir que el final de esta historia lo tengo planeado desde antes de publicarla, así que entre más avanza más me pregunto si es el correcto.

Sufrir o no sufrir, esa es la cuestión.

Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora