Capitulo 19.

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La mirada de Harry viaja por el pasillo de forma rápida, todo era demasiado confuso para el en ese momento y no podía siquiera asimilarlo de la forma correcta.

Desayuno bien esa mañana. Durmió las horas necesarias. Pero si era así, ¿por qué se sentía tan enfermo? Tan decaído, tan triste y tan acabado. Tan irónicamente roto.

Tenía 16 años, seriamente creía que algo más estaba pasando, y como chico pesimista que claramente era no podía evitar alterarse y resignarse por partes iguales ante lo que creía pasaría.

Normalmente siempre se equivoca con sus deducciones, que triste era que por primera vez estuviera en lo correcto con lo que creía podía estar pasando.

Y es que Harry nunca deseo tanto estarse equivocando como ahora.

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Para media tarde de la semana siguiente, sintiéndose mucho peor que antes y no pudiendo siquiera concentrarse en su tarea de encantamientos, Harry decide escribir un poco en aquel diario que Tom le había regalado un par de años atrás por su cumpleaños número doce.

"Harry James Potter" Tenía el pequeño grabado en la base de este, aún recordaba como el hombre le había confesado tener uno igual para él desde su niñez, lo cual hizo que Harry realmente escribiera en este con esmero, incluso si solo eran las cosas más importantes que le sucedían.

Aquel diario contenía sus lágrimas y mayores deseos, sus terrores y frustraciones. Y en pocas palabras mucho de él.

El ojiverde comienza a escribir, dejando en aquellas últimas hojas en blanco que aquel diario contenía sus últimos momentos de importancia.

Eso era triste, el diario tenía sus últimos espacios para rellenar con recuerdos, justo como podría suceder con el.

Harry escribe con rapidez, asegurándose de no hacer taches que luzcan mal y expresando lo horrible que se sentía, no solo físicamente, sino también sentimental. Lo que le lleva a pensar en Regulus y escribir sobre lo feliz que se sentía de al menos experimentar algo de amor (incluso si no es correspondido) por primera vez.

Regulus.

¿Acaso Regulus pensara en él justo como él mismo hacía? Harry lamentablemente lo dudaba. El hombre siempre había tenido un talento innato para olvidarse de él apenas le dejaba de ver. Ojalá hubiera compartido su secreto.

En algún punto de escritura Harry se altera de sobremanera, sintiéndose demasiado ansioso y desesperado, a tal punto que lo único que hace es salir corriendo fuera de su habitación en busca de la única persona que podría tranquilizarle.

Listo para hablar y expresar como se sentía de la manera más calmada posible.
Porque Harry verdaderamente necesitaba hablar con alguien de aquello.

Su búsqueda es rápida y la manera de interceptarle también, tal vez incluso podría decirse que la manera de expresar cómo se sentía también lo había sido.

— Draco — Harry le toma por los hombros, mirándole a los ojos en un intento por dar a conocer que tan sinceras eran sus palabras — No te asustes pero creo que moriré — Explica seriamente, con un tono de voz neutro y una mirada que tiene muchos sentimientos por transmitir.

El rubio abre la boca, mirando a Harry con rostro en blanco antes de tomarle del rostro y acercarle a él.

— ¡¿Como demonios quieres que no me asuste?! — Grita\susurra al verse rodeado de alumnos, ¿por qué motivo Harry decía eso enfrente de todos? Probablemente para que no enloqueciera — Debemos ir con mi padrino y así...

— No quiero preocuparlo, no quiero que se asusten — Los ojos del chico se cristalizan antes de sonreír como si nada pasara, fingiendo mientras se deja guiar por su primo a un cuarto alejado — Pero estoy asustado, no quiero morir Draco, no quiero. Quiero vivir tanto pero... — Cubre su boca con sus manos cuando siente que se romperá en llanto, necesitando evitarlo.

Draco se detiene instantáneamente, agradeciendo haber llegado e importándole poco o nada si alguien va hacia allá.

— Oh Harry — Lo toma en brazos como cuando eran pequeños y el menor raspaba su rodilla y debía consolarle. Con aquel dolor por ver a la persona más importante de su vida sufrir — No morirás, encontraremos la manera, debe haberla, solo hay que, que- — Pasa saliva, no encontrando las palabras correctas.

Debía haber una manera, él estaba seguro. Harry no moriría, no podía morir. Harry no podía verdaderamente ser un roto, no según lo que veía.

— Sabes que no hay nada, hemos buscado de todas las maneras posibles y no hay nada que me mantenga con vida sin destrozar mi alma — Harry suspira intentando tranquilizarse, se sentía tan débil.

— No puedes morir, no soy nadie sin ti, eres mi primo y... — Draco aprieta los labios, soltando un par de lágrimas antes de negar con fuerza — Harry, por favor — Ruega, como si aquella fuera una decisión que su primo pudiera tomar.

— Ya no puedo Draco, me está consumiendo, no puedo dormir, no puedo comer, siento que cada día es más difícil mantenerme de pie y estoy tan cansado  — Toma aire, estaba tan alterado que este le estaba faltando.

Aunque llevaba así varios días, sin poder respirar de la forma correcta.

Y en ese momento, en lugar de que Draco consuele a Harry sucede al revés. Harry se encarga de secar lagrima por lagrima el rostro de su primo, sintiendo su corazón romperse mientras se abrazan en el silencio y la privacidad del lugar.

Draco se jura a sí mismo que no se está despidiendo.

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Cuando Severus entra a su oficina la mañana siguiente siente que algo no está bien.

Tiene ese terrible presentimiento que no permite siquiera que beba su café habitual con tranquilidad, como si todo estuviera por explotar a su alrededor.

No sabe que es, tampoco con qué puede relacionarse, pero no necesita mucho tiempo para entenderlo.

Porque solo bastan 26 minutos para que la puerta sea abierta de forma abrupta, revelando a un pelirrojo asustado en pijama y un rubio a su lado a medio vestir.

— Harry no reacciona.

Y eso es todo lo que recuerda antes de que el caos comience.

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A lo que vamos. A matar a Harry.

Bromita:)

Debo admitir que me siento triste, así que agradezcan que me controlo y no me dan ganas de hacerles sentir tristes también.

Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora