Capitulo 9.

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Rendición.

Si le preguntaban cómo se sentía, que pensaba, y cuál era su alternativa, probablemente lo que saldría de su boca sería que estaba dispuesto a rendirse.

Harry está sacando la bandera blanca sobre su cabeza, agitándola en busca de que dejen de atacarlo con la condición de no intentarlo más.

Entendió, no puede luchar contra el destino, en dado caso ahora prefería permanecer quieto esperando que este llegue hacia el.

Porque toda esa mañana estuvo en el baño, vomitando todo su almuerzo de esa semana, sangre y todo líquido que pudiera introducirse en su cuerpo.
Su cabello luce más despeinado que de costumbre y sus ojos poseen unas ojeras tan pronunciadas que parecen maquilladas.
Sus labios están agrietados y sus manos tiemblan.

Bonito día, en realidad.

A Harry no le molestaría tanto la situación, no si estuviera en un lugar oculto donde nadie de su familia pudiera verle. Porque es medio día, su excusa de estar durmiendo dejaría de funcionar en cualquier momento y no podía permitir que nadie le viera así.

Ni siquiera Draco.

Le dolía siquiera imaginar la reacción que el chico tendría al verle en ese estado, ¡ni siquiera él mismo podía verse al espejo!

Harry suspira mientras se deja caer en la ducha, lavando su cuerpo y cabello con fuerza en un intento de verse más presentable. Con menos apariencia de muerto por lo menos.

Se viste con una sudadera grande, unos shorts cortos y unas medias con sus pantuflas, porque ciertamente no planea siquiera asomarse a ver la luz del sol de forma directa.

Hay corrector en sus ojeras, se ha colocado pomadas que le robo a Bellatrix en los labios, se colocó un ligero glamur lo suficientemente estable y discreto, y para cuando sale de su habitación luce presentable.

Sabe que Draco no le cree su cuento de haber visto una serie hasta tarde, principalmente porque es su compañero de habitación, pero mientras no hagan preguntas no le molesta.

Regulus ha salido nuevamente ha trabajar esa mañana, Severus parece haber estado trabajando en unas pociones momentos atrás y Lucius tiene una pequeña pila de documentos.

El verano apenas iba avanzando y los pendientes comenzaban a llenarles a cada uno de ellos.

Harry rueda los ojos, acurrucándose en el sofá individual disponible, no tenía demasiado ánimo para convivir, pero no quería estar solo.

Elijah parece contento de verle allí, lanzándose sobre sus brazos y hablando sobre qué le extraño en el desayuno, totalmente adorable.

El ojiverde entonces se da cuenta de que está pasando demasiado tiempo solo... o con Regulus. Eran vacaciones en familia, debía pasar más tiempo con ellos.

Claro, todo pensamiento al respecto es borrado rápidamente, cuando el medimago de la familia finalmente vuelve, apareciéndose en el lugar.

Regulus no dice ninguna palabra, tronando su cuello mientras camina hacia las escaleras, probablemente dirigiéndose a su habitación.

Harry permanece en la misma posición, con sus ojos cerrados y toda la paz que puede conseguir entre el insistente ruido de la habitación.

Debía admitir que le gustaba escuchar ese ruido, era simplemente agradable saber que no estaba solo, le gustaba la compañía de su familia.

Minutos más tarde Regulus baja nuevamente, trae puesta ropa ligera y logra lucir incluso más joven que de costumbre.

Todos parecen haber ignorado el estado lamentable de Harry, a excepción del Black menor, quien le mira fijamente por unos segundos antes de levantarle, tomando lugar en el sofá y dejándole caer mitad sobre su cuerpo mitad sobre el sofá.

Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora