Capitulo 22.

1.8K 309 22
                                    

— ¡No lo entienden! ¡No puede estar roto! — Repite interrumpiendo a su hermano y dando un par de pasos a su alrededor antes de volver, con el valor que me había faltado esos últimos meses y Merlin, años incluso — Yo soy su alma gemela, Harry no está roto y tengo la marca en mi piel como prueba de ello.


— ¿Que? — James le detiene, todas las miradas están sobre el y sabe qué más de uno quiere asesinarle, pero no le importa, no en ese momento, no cuando su niño estaba en peligro.

Merlin, todo estaba tan mal y el solo quería mover todo para solucionarlo. Porque Harry no moriría, no lo haría. Se lo había prometido a él y a sí mismo, no dejaría que le pasara nada.

¿No todo en su vida se basaba en eso?

— Pero Harry la tendría — Marlene mira al medimago con duda, confundida ante el poco conocimiento al respecto, pero cuando logra apreciar la mirada seria de este lo sabe, sabe que eso solo puede significar una cosa.

Algo malo sucedía, algo muy malo si el medimago más centrado tenía esa mirada.

— ¿Lo supiste todo el tiempo? — Draco pregunta en cambio, sus puños están cerrados y su voz suena tensa — ¡Eres un maldito diota! — Le grita, importándole poco lucir como un chico malcriado frente a la familia.

¿Había estado jugando con su primo TODO ese tiempo? Merlin, años, eran años de sufrimiento. Años en los cuales su tío se había burlado de todos ellos.

— Lo sospeche cuando lo conocí y supe su nombre, pero solo pude comprobarlo mágicamente cuando cumplió 4 años — Responde apartando la mirada, y Draco seriamente quiere golpearlo en ese momento.

Bien, no solo Draco quería hacerlo en realidad. Sin embargo para este era diferente, más profundo, un sentimiento incluso peor porque él había estado allí en cada lágrima, cada decaída, cada ocasión en la que casi se rendía, cada todo.

Había visto a Harry sufrir toda su vida por su alma gemela, por sentirse insuficiente y cuestionarse que estaba mal con él para tener ese destino, por no sentirse lo suficientemente amado. Y al final de todo este siempre estuvo allí, aquel que causaba cada inseguridad en el chico siempre estuvo junto a él y sin la valentía para actuar al respecto. Porque Regulus siempre permanecía a su lado, e incluso si no siempre era de manera presencial no había excusas, porque lo estuvo todo ese maldito verano, viendo a Harry sufrir y sin buscar calmarlo realmente.

El maldito de su tío solo jugaba con los sentimientos de su primo. Así como cuando le regreso el beso y luego huyo como un cobarde sin decir nada más.

Remarcando las inseguridades de Harry y provocando una nueva recaída.

Anteriormente no lo había culpado demasiado, repitiéndose a sí mismo que Regulus realmente no lo sabía y tampoco podía juzgarlo por no corresponder ya que estaba en todo su derecho, sintiéndose de igual forma molesto por su forma de rechazarlo. Harry se lo había dicho en realidad, que estaba bien si no le quería pero era duro que le dejara así. Sin embargo con toda esta nueva información todo parece cambiar para el.

Y Merlin, el rubio solo quiere estampar su puño contra el rostro del hombre que había admirado desde la infancia.

— ¿Puedo ver la marca? — El medimago pregunta seriamente luego de unos momentos de tensión en las cuales todos se encontraban con el nervio a flor de piel, pareciendo tener una teoría sobre lo que sea que ocurría.

Y entonces todos están atentos, nerviosos y molestos. Una rara combinación que nunca pensaron sentir por algo como eso.

Regulus asiente rápidamente, retirando parte de su camisa para descubrir su clavícula derecha, posteriormente toma una fuerte respiración, murmurando cortas palabras y eliminando el hechizo de ocultamiento que llevaba sobre él área.

Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora