Me presento ante ustedes, me llamo Lucía Noceda y soy una asesina, una peste entre la sociedad, una adicta, pero también tengo buenas intenciones (a veces), lo hago por gusto propio, aunque solo me limito a dañar a escorias peor de desquiciadas que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La noche prometía ser tranquila, su padre no había regresado por la tarde por lo que lo más seguro era que se encontrara bebiendo con sus asquerosos amigos, lo que significaba que no llegaría hasta el día siguiente (tal vez). Los cinco hermanos estaban felices, tenían la casa para ellos solos y eso era un alivio.
Cualquier otro adolescente aprovecharía el momento para hacer alguna fiesta alocada o fundir sus cerebros en un fogoso momento con su pareja, pero Hunter y Lucía preferían mil veces más descansar en el sofá comiendo dulces y viendo caricaturas con los menores. Pasaban un buen momento, algo que en su vida era escaso.
-¡No me jodan! ¿Por qué Steven se entregó a las Diamantes de esa manera? -. Dijo Hunter bastante sorprendido sin apartar la vista del televisor.
- ¡HUNTER, lenguaje por favor! - se quejó Lucía, siempre procuraba dar un buen ejemplo a los más pequeños, era lo menos que podía hacer.
-Para proteger a la gente de Ciudad Playa y a las Cristal Gems ¿Qué no lo ves? - agregó Luna moviendo la cabeza de un lado a otro en señal de desaprobación.
-Luca dice que le gusta shippear a Amatista con Perla- parloteó Hunter entre risas mientras observaba a su hermano hacer señas.
-¿Qué es shippear hermanita? - preguntó una inocente Luz con sus ojitos llenos de curiosidad mientras Luca miraba a Lucía con una sonrisa traviesa esperando su respuesta.
-Verás pequeña, a veces hay personajes que... - fue interrumpida por el sonido de la puerta principal siendo azotada con fuerza. La paz se había terminado.
Se levantaron rápidamente tratando de ordenar lo mejor que podían la sala y escondiendo las envolturas de las golosinas que habían consumido, aunque fue demasiado tarde, el hombre en cuestión entró tambaleándose y con los ojos encendidos de furia, torció la boca y observó detalladamente el cuerpo de Luna, la preadolescencia parecía comenzar a notarse en ella.
-Ven aquí muñeca, ven con tu papi- dijo saboreando cada palabra, Luna lo miró con miedo y se escondió detrás de Hunter -Quiero mostrarte algo en tu habitación-.
Lucía se paralizó por el miedo, no era posible lo que ese imbécil le estaba diciendo a su hermanita. Apretó los dientes decidida a enfrentar sus palabras, pero Hunter se adelantó.
