Me presento ante ustedes, me llamo Lucía Noceda y soy una asesina, una peste entre la sociedad, una adicta, pero también tengo buenas intenciones (a veces), lo hago por gusto propio, aunque solo me limito a dañar a escorias peor de desquiciadas que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ahora que conservaba a sus hermanas tan cerca de ella se sentía tan alejada, ellas la obligaban a alejarse con su actitud, particularmente cuando debían permanecer dentro de la misma habitación las tres juntas. Luz desviaba cada pensamiento o situación que involucrara a sus hermanos, a excepción de Luca, él era el único en quien confiaba ahora. En cambio, Luna se mostraba apática con todos, recordaba el momento en el que la bala atravesó el cráneo de su amada como si se encontrara atrapada en una especie de bucle temporal, lo que más le hacía hervir la sangre eran los intentos de Lucía por querer animarla, como si no hubiera hecho ya suficiente.
—Puedo conseguirte un poco de helado — ahí estaba de nuevo, extrañamente eufórica y más animada que de costumbre, pero le daba igual —¡Vamos hermanita! ¿Quieres salir un rato a tomar aire fresco conmigo? —.
—No sé qué intentas, pero ya basta ¡Sólo déjame sola, no quiero verte! — la mayor dejó de hablar.
—Oh, bueno, lo entiendo, si necesitas algo puedes... — Lucía se sentía como una idiota a la que sus hermanos podían pisotear tanto como quisieran, como una especie de compensación por todo el daño que les había causado.
—Ahg entiéndelo de una vez¡Desde que volviste mi vida se ha convertido en un maldito infierno! — golpe duro —Solo lárgate, no puedes arreglar nada, Amber está muerta— de nuevo el llanto la invadía —¡¿Por qué no puedo estar muerta también?! —
Eso le rompió el corazón a Lucía, a pesar de ello respetó la decisión de Luna y salió de ahí, justo donde Wionna la esperaba. Su amiga negó con la cabeza, odiaba lidiar con esas cosas, porque sabía lo que se sentía estar destrozado por la muerte de alguien a quien amas.
—El bello durmiente está bien, los Blight y tu hermano están con él — intentó distraer a la castaña, que parecía estar muy ansiosa — Becca está con Amelia, nadie sabe cómo darle la noticia sobre su hermana—.
—No quiero ni imaginar el dolor que ese chico va a sentir — comentó Lucía —Yo no podría soportar perder a alguien más en mi vida, menos a un hermano—.
—Hey, eso no pasará querida— todo el español que sabía se lo debía a su mejor amiga — todo va a salir bien, puedo sentirlo, este es nuestro momento ¿Qué pensaste sobre Red Hell? —.
—Tu español suena como una anciana con resfriado, trata de ponerle más sabor bebé— ambas se echaron a reír —Ok basta de joterías— aquí venía ese semblante de seriedad, aunque seguía nerviosa — Esta misma noche partimos a Red Hell, yo no...— dudó un poco antes de continuar, miró a ambos lados y bajó la voz— no me siento segura aquí—.
