CAPÍTULO 27: NO HAY TIEMPO

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Track 27: Wait - M83

Manda tus sueños

donde nadie se esconde.

Entrega tus lágrimas

a la marea.

No hay tiempo.

Dos balas que no estaban destinadas para ella entraron en su cuerpo, la niña apretó sus ojos con fuerza queriendo ignorar el dolor cuando vio a Luz correr con teléfono en mano, quiso hablarle para tranquilizarla o para decirle lo mucho que la quer...

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Dos balas que no estaban destinadas para ella entraron en su cuerpo, la niña apretó sus ojos con fuerza queriendo ignorar el dolor cuando vio a Luz correr con teléfono en mano, quiso hablarle para tranquilizarla o para decirle lo mucho que la quería, pero la sangre que escapaba por su boca y el escozor en su cabeza se lo impidieron, en su lugar, optó por apretar los puños.

—¡Vee resiste! Todo va a estar bien, mamá nos enseñó que debo...— un chorro de sangre cayó en su cara cuando cambió la posición de su mano sobre la herida de la niña. —¡Ayúdenme por favor! ¡Lo siento Vee! ¡No me dejes! —.

Despacio y pausadamente, la niña en el suelo acercó su otra mano a la de Luz, quien no se había percatado hasta ese momento de lo que su hermana apretaba con fuerza, una hoja de papel blanca doblada minuciosamente, la recibió sin prestar demasiada atención pues su cabeza solo buscaba la forma de ayudar a Vee sin lastimarla.

—¡Lo siento mucho! ¡Yo los traje hasta acá! ¡Vee por favor, ya viene la ayuda! Lo siento hermanita, no sé qué más hacer, soy una estúpida ¡Alguien ayúdeme por favor! —

Sus gritos le estaban desgarrando la garganta, pero ¿qué más podía hacer? No tenía los conocimientos suficientes, solo los primeros auxilios básicos que aprendió de Camila. No obstante, esto era mucho más complejo ¿Cómo detienes el sangrado de dos heridas simultaneas sin dejar de descuidar la una de la otra? Más aun cuando los impactos se habían dado en zonas tan delicadas como lo son la cabeza y el pecho ¿Cómo le explicas a una niña de trece años que las probabilidades de sobrevivir a eso son muy bajas?

—E-es-stá b-b-i-en Lulli, no t-e c-culpes — se las arregló para no ahogarse con su propia sangre — Luz, v-i-ve por mí, vi-v-e p-por ti, p-pero no t-te de-jes ll-evar por el o-odio—.

La mencionada levantó la cabeza para mirar con asombro y tristeza a su hermana. —No Vee, no hables, guarda tus fuerzas, puedo escuchar la ambulancia, ya vienen ¿Escuchas? ¡Te pondrás bien! —

—C-cuida a ma-má p-por mí, no la d-dejes s-sola — fue lo ultimo que pudo decir, a los pocos segundos su cuerpo entró en un estado de shock hipovolémico*. Los uniformados bajaron de la ambulancia enseguida, pero Vee no volvió a abrir sus ojos, tampoco Luz volvió a hablar, ninguna de las dos reaccionó, aunque por diferentes motivos. Mientras una se debatía entre la vida y la muerte, la otra luchaba por no ahogarse en la locura.

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