CAPÍTULO 38: HARTOS DE TODO

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Track 38: Maybe we're meant to be alone - Bad Suns

Tengo una voz dentro de mi cabeza

Y un sentimiento en mi intestino

No sé a quién creer

Cuando estás destrozado en dos, ¿en quién puedes confiar?

Los primeros días luego de la muerte de Andrea Noceda fueron los más difíciles, en ese entonces Luz tenía diez meses y aún requería de la compañía de su madre para calmarse

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Los primeros días luego de la muerte de Andrea Noceda fueron los más difíciles, en ese entonces Luz tenía diez meses y aún requería de la compañía de su madre para calmarse. Con tan solo siete años Lucía tuvo que aprender a cambiar pañales, a preparar fórmulas lácteas y a bañarla, eso era demasiado para una niña de su edad, pero si ella no lo hacía entonces nadie lo haría, porque su padre no estaba interesado en su cuidado, mucho menos sus demás hermanos que eran más pequeños que ella y Hunter se negaba a acercarse a la bebé.

-¡Lucía haz que ese engendro se calle o te juro que yo mismo la mato! - Anton azotaba la puerta de la habitación de la niña.

-¡Sólo tiene hambre, papá ya no hay leche! -

-¿Y eso qué? ¡Solo cállala de una maldita vez! - dijo entre gruñidos - No la soporto-.

Esa fue la primera vez que Lucía se vio obligada a robar algo, sigilosa entró a una tienda cercana y sustrajo hábilmente una lata de fórmula para bebés, la culpa que sintió por ello fue tanta que al día siguiente regresó y dejó algunos de sus viejos juguetes como promesa de que regresaría a pagar cuando tuviera el dinero. Esto conmovió a la tendera y aceptó sus disculpas.

Luna recuerda bien eso, todos y cada uno de los sacrificios de su hermana mayor. Y esto hacía que se le cayerá la cara de vergüenza por no haber sido de apoyo para ella cuando la necesitó, pero no la culpen, requería pensar bien las cosas antes de llegar a una conclusión con respecto a Lucía.

 Y esto hacía que se le cayerá la cara de vergüenza por no haber sido de apoyo para ella cuando la necesitó, pero no la culpen, requería pensar bien las cosas antes de llegar a una conclusión con respecto a Lucía

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Los policías perdieron el rastro de Lucía, así que se marcharon casi de inmediato. Hunter y Luna discutían como nunca lo habían hecho, los insultos subieron de tono, el intercambio de palabras parecía carente de sentido ante los oídos de la más pequeña que presenciaba todo desde las escaleras abrazada, como en cada crisis, de su peluche François. Hasta que entre tantas rabietas y palabrerías hirientes encontró la respuesta a una de sus preguntas de hace semanas, cuestión que si hubiera sido resuelta antes le hubiera ahorrado un poco de su ira hacia Lucía.

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