Capítulo 6

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Emmaline

Volví inmediatamente el rostro para mirar a Argus.

Pero él ya no estaba.

Se había ido.

Confundida, coloco el teléfono sobre mis piernas.

Conteniendo mi enojo.

¿Acaso intenta jugar con mi mente?

¿Es una maldita broma?

Me dedico a terminar el plato con la fruta picada que tengo frente a mí.

Terminé el animado desayuno con el conde Andrew y su refinada y entrometida madre.

Una mujer espontanea, de cabellera rubia platinada, de ojos azules y fríos como el polo sur, de expresiones y carácter fuerte.

Pequeña, pero autoritaria.

Mis respuestas en todo momento eran una afirmación o una negación con la cabeza.

Hasta que tuve que decir más de dos palabras cuando se levantaron para marcharse.

- Fue un enorme placer conocerte, querida. No puedo esperar a la boda que será igual de icónica o más extravagante que la de tu madre - Se acerca a mí, simulando besar ambas mejillas.

- Y yo - Digo con ironía.

- Debes sonreír más, querida. La esposa de mi querido Andrew debe ser alegre en todo momento. Y estas un poco distraída - Hace un gesto con los dedos - Eso no dice nada bueno de ti, pensé que eras más inteligente. -

- ¿Disculpe? - Parpadeo desconcertada.

- Madre - El conde Andrew mira a su madre, indignado.

- Eres una niña. ¿Cómo garantizarán los habitantes de este bello país que serás lo suficientemente capaz para gobernar este país de manera honesta? ¿Sabes cómo se maneja la situación económica actual de tu país? - Levanta una ceja, tan clara como su cabello.

Sintiéndose superior a mí solo por mencionar la economía del país.

- Mucho más que usted, condesa Dunne. Estudie en Cambridge. Y sin ofenderla, condesa. Soy una mujer inteligente y muy capaz para dirigir a una nación entera. No necesito ser la esposa florero para caerle bien. No voy a permitir que me insulte a la cara y en mi propia casa. Si me disculpan - Mi mirada pasa del rostro de la madre del conde Andrew, a mi padre, para mirar con reproche y desdén a mi abuelo.

Él y mi padre me han obligado a comprometerme con un hombre al que ni siquiera conozco.

Tomo mi teléfono, dirigiéndome a cualquier parte del palacio, solo quiero mantenerme alejada de toda esta horrible y desastrosa farsa.

Estoy a punto de enviar el mensaje, cuando la voz del conde Andrew me llama desde lejos.

Lo miro por encima del hombro, apartando el teléfono.

- Lamento que mi madre le faltara el respeto. Ha sido una grosería de su parte tratarla de esa manera, Emmaline. -

- No tiene por qué disculparse en su lugar, conde Andrew. -

- Me sorprendió como hizo callar a mi madre - Dice con una pequeña sonrisa en sus labios.

- No dije nada. Me estaba defendiendo ante sus ataques sin sentido y su falta de respeto hacia mi persona. -

- Fue una manera bastante inteligente de no dejarse pisotear, su alteza. Soy su más grande admirador. Y reafirmo sus propias palabras, usted es muy capaz de dirigir el país más importante de Europa sin la necesidad de casarse. -

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